En pleno centro de Bilbao podemos probar la tortilla que con tanto mimo prepara Aitana Ávila. Su sueño, cuando se apuntó a la séptima edición de MasterChef, era abrir un bar en el que poder dar a probar uno de sus platos favoritos y ahora lo ha conseguido. Por eso, los domingos suelen comenzar haciendo una parada en su bar, en la calle Heros, con la familia, para coger fuerzas para lo que les espera por delante porque aunque es su día favorito de la semana, en el que puede disfrutar de sus tres hijos y de Álvaro, su marido, asegura que son capaces de alcanzar un ritmo agotador, para terminar la semana y empezar con energía la siguiente.

¿Cómo es tu domingo perfecto? 

-Mi domingo perfecto es, sin lugar a dudas, con mi familia. Solemos salir a pasar el día fuera y depende del tiempo hacemos una cosa u otra, pero vamos, los domingos es mi día favorito de la semana. Hacemos planes los cinco juntos, mis tres enanos, mi marido Álvaro y yo.

¿Un placer de domingo? 

-Después de pasar todo el día fuera con los enanos, cuando llegamos a casa y les metemos a la cama, Álvaro y yo nos preparamos una cena con unas burgers, unas pizzas o algo así y nos ponemos a ver una peli juntos.

Un plan para hacer este día en tu ciudad.

-Ir los cinco a desayunar a ‘La cocina de Aitxu’ un pintxo de tortilla de patata (sonríe).

¿Eres de organizar comida familiar en casa los domingos o prefieres ir a mesa puesta? 

-Bueno… ¡Me encanta organizar comidas familiares en casa! ¡Me chifla! Sí que es verdad que desde que salí de MasterChef me he vuelto un poco más vaga a la hora de organizar grandes eventos, pero sí, yo soy de organizar en casa comilonas en pareja, con amigos, con familia… Todos los cumpleaños los celebro cocinando para toda la familia en casa. Nos encanta que nuestra casa sea un punto de encuentro, pero también me encanta ir a mesa puesta, a casa de mis aitas o a donde mi suegra. Una vez a la semana cenamos en su casa y cada vez que vamos parece Navidad, es una gozada... 

¿Te gusta madrugar o aprovechas para descansar ese día?

-¡Odio madrugar y lo llevo fatal! Para mí es una lucha diaria con mi cuerpo, porque de verdad que me cuesta muchísimo... Tengo que hacer un esfuerzo supremo para levantarme de la cama y espabilarme, pero a la noche, estoy súper activa, como si fuera cogiendo energía a lo largo del día. No me gusta nada madrugar, pero con niños tan pequeños tampoco puedo dormir, así que madrugo forzosamente los domingos. Lo bueno es que aprovecho el día a tope para estar con ellos (sonríe).