La lengua de los secretos

Martín Abrisketa

Cuántas veces no habremos oído hablar de la Guerra Civil. De las familias rotas que quedaron. Del daño que hizo este conflicto. Muchas heridas siguen aún sin sanar. El periodista y realizador audiovisual, Martín Abrisketa (Bilbao, 1967), ha sido el encargado de escribir la obra La lengua de los secretos (2015), la que es su primera novela en la que muestra los sentimientos hacia su padre contando la verdadera historia que padecieron durante y después de la Guerra. Sus tres hermanos tuvieron que irse a Tenay para salvar sus vidas. Dos años ha necesitado para editarla, aunque lleva más de cuarenta con la idea de escribirla.

Los hechos tienen lugar en un pequeño pueblo del País Vascos, en Arrigorriaga, un lugar fuera del tiempo donde el mundo era pequeño y los mayores problemas venían de cuidar tranquilamente el ganado. Con la llegada de la Guerra Civil ese mundo se derrumba y cuatro niños deben huir desde el caserío donde viven hasta llegar a Santander, y de ahí a un pequeño pueblo francés. Esta no es una historia cualquiera, ya que uno de esos niños era el padre del autor, y los otros tres, sus tíos. Abrisketa juega con la visión del niño, Martintxo de 10 años, y su gran imaginación a través de la cual vive los momentos más duros de la guerra, creyéndose el Peter Pan de los niños perdidos. Igualmente, también nos cuenta la relación entre el autor y su padre tratando de construir, hilvanar, esta historia perdida que, en el fondo, está cargada de un dolor que permanecía en silencio.

Además, la novela está plagada de simbolismos; el euskera, etimológicamente, es muy rico, con vívidas imágenes y que tiene mucha carga simbólica, es la lengua de los secretos, de ahí el título de la obra. Como el idioma navajo, que fue utilizado en la Segunda Guerra Mundial para despistar a los japoneses en sus comunicaciones, el euskera se utilizó para lo mismo durante la Guerra Civil. La historia que narra Abrisketa en La lengua de los secretos es la misma que vivisó su padre y de su familia, pero, también, de los muchos niños que tuvieron que salir de España hacia otros países desconocidos.

os libros basados en hechos reales son atractivos pues nos acercan la realidad y nos ayuda a comprender ciertos sucesos que desconocemos. Los libros se convierten en una especie de espejo, en la que nos vemos reflejados algunas veces porque algunas de esas vivencias las hemos vivido de cerca o de lejos, porque algún familiar la ha padecido o porque nosotros mismos hemos sido participes Cometas en el cielo y La lengua de los secretos son dos libros que hay que leer. Nos muestras la cruda realidad de la guerra desde otros ojos; una poniendo el foco en Afganistán y la otra la del País Vasco. Comencemos hablando de la más cercana, geograficamente hablando: La Lengua de los secretos.

Cometas en el cielo

Khaled Hosseini

Cometas en el cielo (2003) fue la primera novela que escribió el escritor estadounidense de origen afgano Khaled Hosseini (Afganistán, 1965). El libro narra la historia de dos amigos inseparables, Amir y Hassan, que empiezan a darse cuenta del lugar que ocupan en la sociedad mientras juegan volando una cometa, y comprueban cómo su relación y sus vidas, se ven marcadas por pertenecer a castas diferentes. Pero la lucha de cometas, uno de los símbolos de la cultura afgana, consigue, durante unos instantes, lo que tarda el hilo en descolgarse de los dedos que lo aprieta, lo que tarda el viento en desgajarse de la tela que tropieza, lo que tarda el aire en zarandear el quiebro de sus muñecas, que no haya diferencias, que el horizonte embride al cielo y, a varios metros sobre tierra firme, solo importe eso, el vuelo de la cometa, cuál de ellas logre mantenerse en pie sobre el vacío.

En Afganistán la gente no solo vuela las cometas, hace algo más, lucha con ellas. Y esta lucha se convierte en metáfora de libertad, de desobediencia a una tradición que estigmatiza. El autor quiere mostrar un halo de esperanza, de cómo se puede conseguir un mundo mejor mientras la cometa vuele.

La novela, que fue escrita en parte durante los sucesos del 11-S, se convirtió en un fenómeno editorial que ha vendido millones de ejemplares en el mundo. Tal fue su éxito que fue llevada al cine con el mismo nombre en 2007 por el director Marc Forster y en 2011 se la adaptó como novela gráfica, que fue publicada en español por Salamandra con traducción de Gema Moral Bartolomé.