Egipto es un destino bullicioso, vivo y lleno de historia. En El Cairo se recomienda firmemente olvidarse del mapa y de las típicas rutas turísticas para perderse por las callejuelas, zocos y mezquitas. Caos, regateo y unas normas muy laxas imperan en la megalópolis de unos 20 millones de habitantes. Conviene prepararse para el torbellino urbano: es una opción tan placentera como ruidosa e inabarcable, y puede exasperar al visitante más paciente. Una odisea para algunos; una maravilla para otros muchos.

“No quería morirme sin haber visitado Egipto y la verdad es que no me ha decepcionado”

Beatriz Celaya - Editora

El 15 de julio de 1799 es una fecha señalada en la historia del país de los faraones. Un destacamento militar francés descubrió un bloque pedregoso que ha pasado a la historia con el nombre de piedra de Rosetta. Dos décadas después, en 1822, otra fecha clave de la que ahora se cumplen 200 años, los estudiosos descifraron el significado de los jeroglíficos egipcios. Revolucionó los estudios de egiptología; fue un hito histórico que permitió adentrarse en el Antiguo Egipto. La piedra de Rosetta se expone en el Museo Británico desde 1802 y es una de sus principales atracciones.

Volvamos a Egipto, uno de los destinos turísticos por excelencia. Además de su capital, el país del Nilo es célebre por sus míticos faraones, grandiosos monumentos y la huella presente de una civilización antiquísima. Bienvenidos al norte de África.

El Nilo es un río con mucha historia.

Gran Museo Egipcio

Como consecuencia del coronavirus, la apertura del gigantesco museo compuesto por 250.000 reliquias se tuvo que retrasar por enésima vez. La decisión causó un hondo malestar y una lógica preocupación en la ciudadanía. La crisis pandémica había afectado de lleno a la industria turística y se esperaba con ansia la inauguración. ¿Cuándo iban a poder presenciar la obra magna que reúne una parte importante del legado egipcio? Para compensar el disgusto, los gobernantes tuvieron la idea de hacer una visita virtual en Youtube a las obras para ver cómo iba a quedar el colosal museo.

Y es que todo lo relacionado con este centro artístico es extraordinario. Alberga la colección de arte egipcio más importante del mundo con un total de 5.000 años de historia. Las joyas de Tutankamón, el mítico faraón descubierto hace exactamente 100 años por el egiptólogo inglés Howard Carter, se encuentran en este mismo lugar. Habrá que esperar un poco para poder conocer in situ el que será el museo más grande el mundo. El edificio comenzó a construirse en 2002 y la apertura estaba prevista para 2018. La nueva fecha que barajan las autoridades debería ser la definitiva: el 30 de septiembre de 2022.

Tumba de Tutankamón

Semejante personaje histórico merece un apartado propio. Y más ahora. Coincidiendo con el centenario de su descubrimiento, el escritor madrileño Luis Melgar ha publicado ‘La conjura del Valle de los Reyes’, una novela histórica sobre Tutankamón aliñada de una sucesión de crímenes al más puro estilo Agatha Christie. Estamos ante el hallazgo más famoso de la historia de la arqueología: Carter había descubierto una tumba completamente intacta con 3.000 años de antigüedad, todo un prodigio histórico que ha contribuido a descifrar el arte de la momificación. Aunque su figura goza de fama mundial, la vida de Tutankamón está rodeada de misterio. Reinó durante apenas diez años, llegando al trono a la edad de 8 años entre 1333 y 1323 antes de Cristo. Su mandato fue breve, tumultuoso y estuvo lleno de complicaciones.

En la época en la que fue descubierto, las antigüedades egipcias ya estaban muy de moda. Carter sabía que lo que había encontrado en el Valle de los Reyes era sensacional (“veo cosas maravillosas”, dijo), pero seguramente no se imaginaba la tremenda repercusión que iba a tener. Tardó 10 años en inventariar los tesoros de su tumba. Cuando se abra de una vez por todas el Gran Museo Egipcio, a las afuera de El Cairo, las reliquias se podrán ver en su totalidad por primera vez.

El imponente templo de Abu Simbel es una de las maravillas que no puedes perderte.

La Gran Pirámide

También conocida como la pirámide de Keops, ubicada en la meseta de Giza, cerca de El Cairo, impresiona por sus grandes dimensiones. Gracias a sus 136 metros de alto (diez metros menos que en su origen), es la mayor de Egipto y la única de las 7 maravillas del mundo antiguo que aún se mantiene en pie. Pertenece al estilo de las pirámides clásica o lisas y fue levantada en la cuarta dinastía del Antiguo Egipto, hacia el año 2570 antes de Cristo, siguiendo las órdenes del faraón Keops. Durante miles de años fue el techo del mundo, hasta que un chapitel coronó la catedral inglesa de Lincoln y la aguja elevó la torre central a una altura de 160 metros.

Se estima que para la realización del complejo funerario se utilizaron 2,3 millones de bloques de piedras, con un peso medio por cada una de ellas de dos toneladas y media. Al no haber perdurado documentos de la época, las interrogantes que se abren sobre cómo se construyeron estas edificaciones son muchas. ¿Cuánto tardaron en levantar la pirámide estrella del país? ¿Cómo movían los pesados bloques? Según un texto del historiador Herodoto, redactado hacia el año 450 antes de Cristo, los trabajadores habrían empleado unos 20 años en su construcción. Un dato curioso: la entrada original a la pirámide está tapiada y los turistas acceden a ella por un cómodo pasillo que mandaron construir en el siglo IX. Ya entonces estaban ansiosos por saber cómo eran las tripas del colosal monumento.

“En Egipto hay tres milenios de historia y al no llover su patrimonio se conserva muy bien”

Javier Maura - Escritor

El Cairo islámico

Primera incursión en la gran capital, a la que también se conoce como la ciudad de los mil minaretes. La mezquita de Ibn Tulun, del siglo IX, es la más antigua del país y está ubicada en el corazón de El Cairo islámico. Declarado patrimonio mundial por la Unesco, está inspirada en la Gran Mezquita de Samarra (Irak) y desde su minarete circular las vistas de la ciudad medieval son impresionantes. Otra parada obligada es la mezquita de Alabastro -en referencia a los materiales usados-, también llamada Muhammad Ali -en memoria del gobernador otomano del mismo nombre-. Este remanso de paz está situado en la ciudadela de Saladino, un promontorio que domina la capital egipcia desde las colinas de Muzzattam.

Es una especie de oasis que brilla cuando cae la noche, como faros que iluminan en la oscuridad. Por dentro reina la quietud. No se oyen los pitidos incesantes de un tráfico endemoniado que paraliza al viajero novel. En el corazón de El Cairo Islámico se encuentra la calle Al Moez, un escaparate en el que conviven tiendas de especias y antigüedades, palacios, mezquitas, joyerías y una muchedumbre que recuerda a la de cualquier otra ciudad europea. Casi parece la recreación de un capítulo de ‘Las mil y una noches’. Este tramo de un kilómetro es fascinante y está a salvo de las hordas de turistas que se detienen en los lugares más típicos.

El Cairo, una ciudad distinta a todas las demás. Fotos: Pixabay

El mercado de El Khalili

En el mercado más famoso de Egipto y de Oriente Medio el arte de regatear es obligatorio. No hay elección. Sus orígenes datan de finales del siglo XIV, cuando la dinastía de los mamelucos decidió habilitar una zona comercial en las ruinas de un antiguo cementerio. En Khan El Khalili, o Jan El Jalili da igual la hora. No cierra nunca. Y por sus callejuelas uno encuentra todo lo que desea y más: Lámparas de colores, telas, artesanías, joyas, especias, perfumes, instrumentos musicales, souvenirs baratos… De dimensiones extraordinarias, cuenta con casi 1.000 puestos. De nuevo, habrá que armarse de paciencia en El Cairo: la mayoría habla español y captan al turista hispanohablante rápidamente. No hay escapatoria.

La vía Al Muizz no queda lejos y merece la pena darse un paseo y disfrutar de la arquitectura medieval. Para tomar un té con menta y fumar la típica shisha se puede optar por la cafetería El Fishawi, famoso por sus grandes espejos ovalados. Ahí se juntan lugareños con foráneos en armonía y contemplan el espectáculo callejero de El Cairo. Abre las 24 horas. El establecimiento se inauguró en 1769 y desde entonces no ha cerrado un solo día. También se puede optar por volver a recorrer Khan El Khalili y degustar dulces típicos, algodones de azúcar o zumos naturales.

Luxor y Asuán

Si estás mínimamente interesado en egiptología debes ir a la antigua Tebas, la vieja capital en ruinas sobre la que se levantó Luxor. En este lugar se encuentra la mayor concentración de monumentos antiguos del país. Normalmente se llega a través de un crucero por el larguísimo río Nilo, de 6.700 kilómetros de longitud, que atraviesa varios países africanos para morir en el Mediterráneo. La excursión en la zona de Luxor podría durar semanas, pero los turistas invierten uno o dos días en visitar los templos, con la típica excursión al recinto funerario de Ramses III y las gigantescas estatuas de piedra de Los colosos de Memnón, entre otros. Un momento inolvidable: contemplar la puesta de sol sobre el Nilo o tras las colinas tebanas.

Asuán también se encuentra a las orillas del Nilo. La ciudad es famosa por el megaproyecto de la presa del mismo nombre que se construyó durante diez años, entre 1950 y 1960, para aliviar las sequías que sufre el país. Asimismo, es una fuente de energía de vital importancia: en sus orígenes abastecía de electricidad hasta el 50% de Egipto. Para los estándares egipcios, Asuán, de 200.000 habitantes, es una ciudad ordenada, aseada y confortable. Nada que ver con la locura cairota. Destino muy popular por su riqueza cultural y monumental, no se puede dejar de visitar el templo de Abu Simbel, una de las atracciones turísticas más impresionantes del legado egipcio. La gran roca del gran templo, con las cuatro figuras sedentes, dejan un recuerdo imborrable. Egipto en su máximo esplendor.