Aunque hace ya dos días desde que Alberto Núñez Feijóo confirmó que aspira a ser el gallo del corral genovés, es hoy cuando los opinateros han encontrado un hueco para él. Mayormente, para ponerle tarea. Y la principal, según el editorialista de ABC, es que haga buenas migas (y algo más) con los abascálidos: "Pero si hay una auténtica asignatura pendiente en el PP es la manera de reenfocar su relación tanto con Vox como con el PSOE. En el primer caso, porque el PP sin Vox, y Vox sin el PP, no van a ser suficientes para arrebatar el poder a Pedro Sánchez, que debería ser la prioridad de los dos partidos más allá de diferencias ideológicas, por sustanciales que sean, y de odios personales. Si ambos no asumen que deben entrar en una nueva fase, solo conseguirán que Sánchez repita triunfo".

Con más ímpetu si cabe, Federico Jiménez Losantos convierte en exigencia que el gallego baje la testuz ante Vox y, ojo al dato, también ante la emperatriz de Sol. Así lo deja dicho el turolense en El Mundo: "Respetar a los votantes de Vox, y a los de Ayuso que se manifestaron contra Casado, por calumniar, como la mafia y la Izquierda, a su presidenta, exige respetar a sus representantes. Y tratar de entender por qué votan a Ayuso los que en las generales votan a Vox. Feijóo ni lo intenta. Ayer dijo que Vox «no respeta las instituciones»". Primer aviso.

En el mismo diario, sin mojarse ni debajo del agua como es su especialidad, Raúl del Pozo hace ejercicio de dedos a cuenta del mesías del noroeste: "Vuelve el acento del poder con el que Alfonso X escribió las Cantigas. Un galleguista va a subirse en el AVE para mandar en Madrid. Alberto Núñez Feijóo el deseado, el casi indiscutible, el centrismo de cuatro mayorías absolutas. Moderado, pragmático, se propone relanzar el PP; tiene casa en Madrid, pero nunca se ha madrileñizado. Habla en su idioma; le han acusado de independentista y no lo es".

En El Debate, la preocupación (o sea, la obsesión) de Mayte Alcaraz es que Feijóo tenga claro quiénes son los malos malísimos: "Pero debe saber que en el distrito federal de Sánchez, él establece cada mañana quién es el comodín en las tertulias de ruido y furia, quién carga con las culpas -Franco, el separatismo, el paro, Vox, el PP, el virus o Putin- de la ruina que su incompetente gestión reporta, y que cuando pide pista para el Falcon, su refugio libre de humus y transparencia, observa, a 40.000 pies, su reserva de la biosfera electoral vendida a jirones a sus socios, donde caben bilduetarras y separatistas, pero no el Rey que trajo la democracia a España; donde si no pagas una multa te embargan, pero a Junqueras y a Mas les perdonan malversar el dinero de todos".

¿Y algo más? Pues les tengo reservado para el final un regüeldo machirulo de Ussía. Pero de camino, les copio y pego parte de lo que ha escribe hoy en ABC el principal confidente del emérito, Carlos Herrera. Le va preparando la vuelta. Y hasta la revuelta: "Y me consta que lo hará en el momento que crea más prudente para los intereses de la Corona. Vendrá con discreción, estará a su gusto y se marchará para volver otra vez cuando le apetezca. No creo que tarde mucho. Menos que la Fiscalía en acabar su trabajo, desde luego".

De cortesano a cortesano, aquí tiene a Luis María Anson en La Razón (por cierto, no es rima porque el académico se quitó la tilde de la o): "Los abogados de Don Juan Carlos podrían querellarse contra aquellos que, en las tertulias audiovisuales, en los periódicos impresos y digitales calumniaron al Monarca, en una de las campañas más miserables que ha envenenado la vida política española. Don Juan Carlos I no lo hará porque la Monarquía que defendió su padre Juan III contra el dictador Franco es la Monarquía de todos, también de los que han intentado lincharle".

Ahora sí, preparen el estómago, porque ha llegado Alfonso Ussía con el capazo a reventar de caspa y testosterona rancia: "Las ministras socialistas se parecen mucho entre sí, y algunas de ellas, para hacerle la vida más agradable a Pedro Sánchez, también ofrecen mucha similitud con la esposa del presidente del Gobierno, Begoña Gómez. Raquel Sánchez es una de ellas. Podría pasar por ser la hermana gemela de Begoña Gómez. Las ministras de Podemos son diferentes. Yolanda Díaz de perfil es inconfundible, si bien Ione Belarra e Irene Montero con la mascarilla acoplada en el rostro, pueden dar el pego. Miran igual de mal y para colmo, la expresión de sus ojos no supera a la de un besugo en una jornada de celebración submarina".