Paradojas o parajodas, las columnas diestras se lanzan al rescate de la ministra de Defensa (o de lo Indefendible), Margarita Robles, asediada por el presunto fuego amigo. "Una ministra, firme ante el acoso al Estado", titula (con una coma de más) el editorialista de La Razón su alegato por responsable orgánica del CNI. Les copio y pego el párrafo inicial: "La ministra de Defensa, Margarita Robles, no sólo hizo ayer gala de su proverbial coherencia política y personal, sino que hizo frente con la autoridad de su trayectoria a los intentos de los portavoces nacionalistas de utilizar el caso de las presuntas escuchas de Pegasus para debilitar al CNI, uno de los servicios del Estado más sensibles a la hora de proteger nuestro sistema democrático y, con él, las libertades e intereses de los españoles".

"Mejor sola (y de pie) que mal acompañada", se emociona Álvaro Martínez en ABC. Como córresponde, la pieza está llena de épica: "Le cayeron chuzos de punta a Robles de parte de la cohorte 'indepe' y su tropilla de refuerzo, formada por podemitas, proetarras y resto de la 'flor y nata' de los socios de Sánchez. La orden era '¡fuego a discreción!' contra la ministra de Defensa, a la que han colocado en el centro de una diana desde que comenzase a galopar Pegasus. Sabe defenderse sola Robles, no precisa de 'matrias' para plantar cara a los pimpines de la nueva política pero no hubiera estado de más que el presidente apoyase presencialmente a su ministra de Defensa y no, como hizo, saliera corriendo del hemiciclo en un cobardica 'ahí te las apañes, Margarita'".

El Mundo se suma a las loas (¿o será al abrazo del oso?) a Robles en un editorial titulado "La soledad de la ministra Robles". Entre col y col, lechuga, el texto señala a Sánchez como instigador de tal desamparo: "La soledad parlamentaria de la ministra de Defensa ayer, mientras Aragonès exigía su cabeza desde Cataluña, era un grito de acusación a Sánchez. ¿Por qué ningún otro compañero del Consejo de Ministros la arropó cuando salió a defender la dignidad del Estado? ¿Ha dado el presidente la orden de marginarla para contentar a Rufián, Belarra y compañía? Sobre todo: ¿hasta qué patético grado de debilidad va a llegar un Gobierno precario, dividido y desacreditado ante sus socios radicales, mientras pretende dar lecciones de política de alianzas a la oposición? Porque depender de ERC o Bildu hasta la humillación no es solo problema de Sánchez: afecta por desgracia a todos los españoles".

Dos páginas más allá, Jorge Bustos dice algo muy parecido pero de un modo más sintético: "En el banco azul solo desentona la dignidad solitaria de Margarita Robles, la única que se atreve a defender a sus funcionarios y a poner en su sitio al gang de extorsionadores organizados con coartada identitaria que sostienen al Ejecutivo de la vergüenza incesante".

"Resiste, Robles, resiste", pide Inma Lucas en el encabezado de su columa en Vozpópuli. En realidad, el imperativo se lo ha tomado prestado al alcalde de Madrid. Por lo demás, la amanuense se presenta en primer tiempo de saludo ante la ministra: "Pido a Margarita Robles que resista, que aguante. No lo ha dicho el ministro del Interior, el presidente del Gobierno o miembros del Ejecutivo de coalición. Quien ha pronunciado esta frase es el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, por el caso del espionaje a independentistas catalanes. Sorprende que lo haga un líder de la oposición y que no se escuche, con declaraciones públicas y notorias a su propio Gobierno, incluidos los del bloque de Podemos. Pedir explicaciones y fiscalizar el funcionamiento de las instituciones del país es de demócratas, pedir que rueden cabezas sin más y reclamarlo desde el seno del propio Gobierno del que forma parte, como ha hecho Ione Belarra, choca con las mínimas formas de respeto y lealtad que deberían brillar en política".

El editorialista de El Español (lean ahí Pedro J. Ramírez) se une al comando de rescate con casi una docena de párrafos laudatorios: "A buen seguro que el presidente del Gobierno tiene presente que Robles es la ministra mejor valorada de su equipo. Un perfil muy respetado que siempre ha dado la cara por la honorabilidad de las Fuerzas Armadas y que ha defendido con contundencia la legalidad frente al desafío separatista. La ministra de Defensa también se ha destacado por encarnar la parte más responsable del Gobierno, ejerciendo como contrapeso a los excesos de sus socios populistas. Que la credibilidad y la reputación de Robles están fuera de toda duda parece atestiguarlo el prestigio que se ha labrado su trayectoria política y judicial también entre sus opositores".

Cerramos la inopinada colección de loas con la de Antonio R. Naranjo en El Debate. En este caso, no puede evitar un consejo final: "Que Otegi, Belarra, Junqueras y toda la pandilla de El señor de las moscas quiera zumbarse a una ministra de Defensa solvente entra dentro de lo normal, como que quieran cargarse al Rey. Pero que su compañero Marlaska, insigne representante de la familia de los anélidos, se frote las patitas con eso, proyecta toda la abyección del proyecto sanchista. Por el bien de España y el respeto que merece la ministra, ojalá sobreviva al ataque y aprenda una lección que en realidad se conoce perfectamente: como decía Al Pacino en Carlito's way, nadie se reforma, «solo pierde fuerza»".