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Carlos Sainz acaba con su "gafe" y hace historia

Desde 1998, Carlos Sainz era sinónimo de mal fario. Sin embargo, las cifras de este piloto madrileño, que acaba de proclamarse vencedor del Dakar 2010 -por primera vez en la historia-, no hablan precisamente de un perdedor.

Carlos Sainz acaba con su "gafe" y hace historia

cARLOS Sainz (Volkswagen) se convirtió con su triunfo en el Rally Dakar Argentina-Chile 2010 en el primer piloto español en conquistar, en la categoría de coches, esta mítica prueba, un nuevo título que añade el madrileño a su extraordinario palmarés y que contribuye a enterrar definitivamente el mal fario que se le ha atribuido a lo largo de toda su carrera.

Lo cierto es que Sainz, líder desde la quinta jornada, ha demostrado ser en este cuarto asalto al Dakar el justo vencedor y el gran dominador de la cita, resarciéndose así de la decepción del año pasado, en que la suerte le fue esquiva. Líder destacado a sólo tres etapas para concluir la prueba, un barranco arruinaba sus aspiraciones y alargaba la sombra del gafe que siempre le ha perseguido. Una errónea indicación del libro de ruta tuvo la culpa, y tanto él como su copiloto, Michel Perin, cayeron por un barranco de 4 metros, yéndose con ellos sus opciones de victoria.

Antes, el madrileño debutaba en la prueba africana en 2006, saldándose su participación con un undécimo puesto. Un año más tarde terminó en novena posición, aún lejos del cajón, pero con más regularidad y en 2008 la prueba fue suspendida.

En esta ocasión, nada falló y al volante de su Race Tuareg 2 y con su nuevo copiloto, Lucas Cruz, Sainz, a sus 48 años, ha conseguido uno de los triunfos más importantes de su carrera, conquistando un hito que le faltaba al deporte español e inscribiendo su nombre en la lista de ilustres con los que cuenta la prueba.

dos décadas

En la élite de los rallys

Antes de que se embarcara en la aventura del Dakar, Sainz ya estaba instalado en la élite del motor gracias a sus dos títulos en el Mundial de Rallys (1990 y 1992), a sus cuatro subcampeonatos y a sus cinco terceros puestos, además de poseer durante mucho tiempo la plusmarca de triunfos en el campeonato, con 26 victorias, registro ya superado por el francés Sebastien Loeb.

Desde sus inicios en 1980 con un Renault 5 y de su debut en el Mundial en 1987, hasta hoy, Sainz ha vivido siempre aliado con el éxito. Y es que, aunque siempre se le haya atribuido el apelativo de gafe, sus números (193 rallys disputados, 148 acabados, 26 victorias, 36 segundos puestos, 33 terceros) hablan más de triunfos que de fracasos (34 averías, 11 accidentes).

Sin embargo, el abandono en el RAC de 1998 a tan sólo 500 metros de la meta, con su copiloto Luis Moya aporreando impotente el Toyota Corolla WRC y gritando aquella frase que siempre irá unida a su historia ("Trata de arrancarlo, Carlos, trata de arrancarlo") han agrandado una aureola de mala suerte que él siempre ha negado.

Aquel fue, quizás, el episodio más amargo en su largo matrimonio con los rallys. El otro lo fue su separación profesional a finales de 2002 con Luis Moya, quien se sintió maltratado económicamente por Carlos y provocó el relevo a Marc Martí.

En el otro lado, su mejor etapa: la vivió a partir de 1989, cuando fichó por el equipo Toyota. En su primera temporada fue segundo en el RAC de Inglaterra, tercero en el 1.000 Lagos de Finlandia, y octavo en la general del Mundial. En 1990 fue elegido primer piloto oficial y, con el mejor material, se impuso en cuatro pruebas y se coronó campeón del mundo.

Un bienio más tarde sumaría el segundo título al lado de su inseparable Luis Moya, con el que venció en el Safari, Nueva Zelanda, España y RAC, en un año de ensueño. Su paso por Lancia fue aciago antes de recuperar su nivel con Subaru, donde se volvió a colgar el cartel de númerodos del mundo en 1994 y 1995.

Con el Ford Escort Cosworth encadena otros tres terceros en el Mundial en los años previos a su regreso, en 1998, a Toyota, con el que gana el Mundial de marcas hasta que en 2000 el gigante asiático abandona el patrocinio.

Su trayectoria se vio recompensada en 2001, siendo distinguido con la Gran Cruz de la Real Orden del Mérito Deportivo. Un broche a una carrera en el Mundial, a la que puso fin el 21 de octubre de 2004, momento en el que anunció su retirada por lo sobrecargado del calendario y para dedicarse a la familia.