pamplona. Marta Mendía ya piensa en cómo encaminar su vida una vez terminada su trayectoria como atleta profesional, en la que llegó a ser la mejor del ránking nacional de salto de altura y participó en dos Juegos Olímpicos: Sydney y Atenas.
¿Siente tristeza después de hacer oficial su retirada? Ya llevaba masticando la decisión bastante tiempo y no ha sido algo muy brusco. Ya el año pasado acabé la temporada pensando en dejarlo, pero luego empiezas a entrenar, te vas animando y al final haces las Ligas y hasta el Campeonato de España. Por eso este año prefiero ni empezar, porque si empiezo ya sé que acabaré haciendo lo mismo.
¿Qué le ha motivado para prolongar su carrera hasta los 35 años? Es que ha sido mi vida, mi trabajo, una profesión, aunque sabía que no iba a ser para siempre, que tenía fecha de caducidad. Y además disfrutaba con lo que hacía, por lo que me considero una privilegiada por haber trabajado muchos años en algo que me gusta. Y porque no he podido estar 40 años, que si no...
Siempre ha competido mucho, tanto en pista cubierta como al aire libre. Suelo decir que me gusta más competir que entrenar, y es así, pero también sé que hay que entrenar, que es una obligación. Es más, en mis mejores años, cuando más estaba entrenando, casi era una dependencia, me cargaba las pilas, era casi como un mono que se me pasaba al salir de entrenar. Para saltar hay que entrenar bien, con ganas, no es que yo fuera una vaga y no me gustara entrenar.
¿Ese 'mono' ha desaparecido? El cuerpo me lo pedirá, un poco de deporte me vendrá bien para ir manteniendo a raya las lesiones que tengo por ahí un poco escondidas todavía. Ya me engancha la espalda, la rodilla la tengo floja...
¿Cuándo se dio cuenta de que había alcanzado su techo? Creo que el año de los Juegos de Pekín. Entrené con más ganas que nunca, nunca había sido tan consciente de que quería ir a un sitio como aquel año. Y poniendo todo de mi parte no pude lograr la mínima. Ahí me di cuenta de que no iba a ser tan fácil como hasta entonces.
Pero se retira sabiendo que aún podría colgarse más medallas en Campeonatos de España, que no hay tres atletas mejores que usted. Sí, pero ya tengo unas cuantas medallas en Campeonatos de España, así que no creo que me dé pena. Seguramente que iré a verlas. Eso sí, si saltan más que yo, mejor, me dará menos pena. Más pena me daría el no estar a la altura para conseguir mínimas, que era algo que sí me podía haber hecho prolongar un poco más mi carrera.
¿Siente que le deben una medalla internacional? En el Europeo de Madrid 2005 terminó cuarta y un año después la tercera dio positivo... No lo siento porque yo en la pista nunca le gané.
¿Ha notado, ha visto, el dopaje en el atletismo, en el salto de altura? Sí, porque hay gente que ha dado positivo. Los que llevamos tiempo en esto ya nos hacemos una idea de lo que hay, Pero de este tema es casi mejor no hablar, porque hasta que no se les pilla no puedes decir nada. Es mejor no darle vueltas, porque no llegas a ningún lado, más que a comerte la cabeza.
Ha estado 22 años con el mismo entrenador, Raúl González. Nos hemos llevado muy bien durante todos estos años, y además nos ha ido bien. He tenido mucha suerte de poder tenerle conmigo, porque cuando empecé con la altura no había un entrenador especialista, sino que Raúl era el encargado de llevar la prueba. Empezamos los dos a la vez y nos hemos ido haciendo, yo como deportista y él como entrenador. Tengo que agradecerle lo que ha puesto de su parte, porque es un privilegio haber podido estar en casa, no haber tenido que salir fuera para preparar una prueba tan técnica. También he tenido suerte de contar siempre con un grupo de compañeros para entrenar, se te hacen las cosas más fáciles.
¿A qué ha renunciado por el atletismo? No te creas que a mucho. A alguna noche de fiesta..., pero a alguna, ¿eh? No me iba a ir de fiesta antes de competir, pero tampoco es que haya renunciado drásticamente a mis amigos o a salir. Sí que hay cosas que ya no voy a poder hacer. Por ejemplo, los años que estudié la carrera en Bilbao sí me habría gustado hacer prácticas. Pero hay otras que sí puedo, y ahora quiero ponerme a aprender inglés.
¿Va a echar algo de menos? La competición, los compañeros, los viajes... Pues sí, todo en general. Sobre todo la gente, el ambientillo.
Usted ha conocido muchos países y ciudades gracias al atletismo. ¿A dónde le gustaría volver? Me gustó mucho Australia. Cuando estuve en Sydney en los Juegos me quedé con las ganas de ver un poco más. Me quedé cuatro o cinco días después con mi hermana, mi cuñado y mi novio, que fueron a verme, pero me habría gustado ver más. Y también Río de Janeiro.
No hay nada como los Juegos Olímpicos para un atleta. Son una pasada. En Atenas disfruté más de la competición y en Sydney, del ambiente de la villa. Me quedo con las ganas de haber ido al desfile, porque no desfilamos en ninguno de los dos. En Sydney, como llegamos con mucho tiempo nos llevaron una semana de concentración a Adelaida y nos lo perdimos. Y en Atenas para cuando competimos ya habían empezado los Juegos. En cambio en Pekín sí desfiló el atletismo. ¡Si es que tenía que haber estado ahí!
¿Cuál ha sido para usted su mejor momento deportivo? Me quedo con el año 2004, con el pase a la final de los Juegos, aunque ahí la marca no me acompañó mucho. Y ese mismo año fui sexta en el Mundial de pista cubierta, cuando llegué a 1,96.
¿Y el peor? Una calificación muy chunga en el Mundial de Helsinki en 2005. Ruth (Beitia) tampoco pasó y salimos las dos hechas polvo, nos costó mucho animarnos después de aquello, porque habíamos llegado bien. Y también tengo un recuerdo de mi primera Copa de Europa con la selección. Había llovido, la pista era muy porosa y nos avisaron de que lleváramos los clavos largos porque no agarraban bien. Yo, como siempre había saltado con las mismas zapatillas y pensé que no iba a tener problemas, pero en el primer salto del calentamiento se me fue el pie y por poco no me meto una castaña terrible, así que fui toda la prueba de puntillas. Me quedé última en toda una Copa de Europa, pagué la novatada.
Dice Raúl González que podía haber llegado a 1,98 metros. La competición en la que salté 1,96 era una calificación en la que había que saltar 1,96 para pasar. Lo saltas y te vas a casa, cuando yo estaba como una moto y quería saltar más. Me dio un poco de rabia. Yo creo que 1,98 podía. Igual más era pedir mucho.
¿Qué se siente al conseguir un récord nacional? Mucha alegría. Se te planta una sonrisa que no te la quitas en todo el fin de semana.
El mundo del atletismo habla muy bien de usted. Se lleva buenas amistades. La verdad es que sí. Es que son un montón de años los que llevo ahí. Hay un ambiente bastante chulo.
¿Cuesta asumir que una ya no es la mejor? No me costó mucho, porque estaba bastante claro. Yo creo que tuve incluso suerte muchos años porque, aun teniendo Ruth Beitia mejores marcas, pude levantarle algún Campeonato de España.
¿Se le va a hacer raro no ir a entrenarse a Larrabide? Es como una segunda casa para mí, pero llevo parada dos meses sin hacer nada, sin venir aquí, y no se me hace muy raro. Me voy a acostumbrar muy rápido a no entrenar.
¿Qué siente al oír que es la mejor deportista navarra de la historia? Eso yo creo que son palabras mayores. No me he puesto a mirar las deportistas que ha habido. Igual atleta se podría decir... Yo lo que tengo es una carrera muy extensa.
De entre todos los deportes que hay, ¿por qué recomendaría a los jóvenes el atletismo? Porque es un deporte muy completo y muy abierto a muchas tipologías de personas: un lanzador no tiene nada que ver con un saltador de altura o con un fondista. Además es un deporte bueno como iniciación para practicar cualquier otro. Aprendes, por ejemplo, a correr, que luego ves a gente del baloncesto corriendo y piensas: ¿Nadie les ha dicho que hay que levantar un poco las rodillas? Además, hay un ambiente muy bueno y sano, y te da la oportunidad de viajar y conocer gente.
¿Cómo llegó al salto de altura? Yo empecé en el atletismo con 9 años, y al principio haces un poco de todo. Yo hacía desde cross hasta marcha, lanzamientos... Desde pequeña lo que mejor me iba, con diferencia, era el salto de altura y ya me fui metiendo. Fue como una especie de selección natural.
Las grandes saltadoras de altura suelen ser más altas que usted. ¿Pensó que podía ser una desventaja? No, porque mi altura es baja si la comparamos a nivel internacional. Aquí en España, quitando a Ruth Beitia seré de las más altas. Cuando yo empecé no pensaba que iba a llegar a unos Juegos Olímpicos, con lo que mi 1,76 era muy bueno.
¿No le tentó ningún otro deporte? No, porque ya desde pequeña encontré un grupo de gente bastante majo con el que estaba muy a gusto y nos llevábamos muy bien.
¿Y sigue alguno? De normal no mucho, pero en campeonatos importantes sí suelo seguir las dos gimnasias o el voleibol. Me gusta bastante el deporte en general.
¿Tiene intención de seguir practicando algún deporte? No, pero sí que seguiré haciendo cosillas para mantenerme un poco.
Siempre ha sido fiel al Pamplona Atlético, pero seguro que tuvo ofertas para cambiar de aires. Hace años sí que tuve alguna oferta, pero aquí siempre he estado bien y me han cuidado.
¿No le piden desde su club que siga compitiendo con ellos? Ya les he dicho que no, pero seguro que me lo recuerdan. Aún me quedan un par de pruebas, este domingo en Santander y dentro de dos semanas en Soria. Son competiciones en la calle, alturas urbanas. En la pista será difícil volverme a ver.
No quiere desvincularse del todo del atletismo. Ahora estoy en la Junta de la Federación, a ver si les puedo echar una mano. Ahora igual hago un curso para formar a monitores, porque de la altura controlo, pero otras pruebas se me quedan más perdidas.
Aunque haya sido la mejor de España y una de las mejores del mundo, no da para amasar una fortuna. No. Te da para vivir bien y para sacar unos ahorrillos, pero no te soluciona la vida. A muy pocos atletas les da para vivir.
Aun así el atletismo es uno de los pocos deportes en los que las mujeres tienen un seguimiento cercano al de los hombres. Es verdad. Se nos valora bastante bien y es de agradecer. Y las becas de la Federación son muy paritarias.
Es licenciada en Bellas Artes. ¿Le gustaría dedicarse a algo relacionado con sus estudios? Mi especialidad fue audiovisuales y sí me gustaría hacer algo en su mundillo. Estuve de becaria en Popular Televisión y me trataron muy bien. Ahora está complicado en este sector y en todos.