El primer día del mes de febrero de hace 30 años, el pertiguista ucraniano Serguei Bubka batía por segunda vez en su vida un récord del mundo de pértiga. Lo lograba en Milán, apenas unos días después de haber estrenado su particular y casi interminable registro de plusmarcas en territorio soviético, concretamente en Vilnius. Sus dos primeros récords mundiales los consiguió en pista cubierta. Bubka sorprendió al planeta con sendos saltos de 5,81 y 5,82 metros en menos de un mes. Nacía así una leyenda. Un mito. El gran dominador de la pértiga durante la segunda mitad de la década de los 80 y la primera de los 90. Un reinado durante el cual el ucraniano llevó la plusmarca desde los 5,80 metros hasta más allá de los seis metros. Y es que pasará mucho tiempo hasta que alguien rebaje sus dos últimos registros: 6,14 metros al aire libre y 6,15 metros en pista cubierta, marcas que aún siguen vigentes desde que él mismo las fijara en 1994 y 1993, respectivamente.

Aunque ya había avisado de su potencial el 15 de enero de 1984 con un salto de 5,81 metros, el primer récord mundial de su exitosa carrera profesional, su confirmación llegó en Milán, en un reunión atlética a tres bandas en la que tomaron parte representantes de Italia, España y la ahora extinta Unión Soviética. Bubka había logrado su primera plusmarca en suelo de la URSS y como atleta local, pero lo de Milán fue otra historia. Con tan solo 21 años, el pertiguista ucraniano daba el segundo paso en una carrera que, con el paso del tiempo, se acabó convirtiendo en una competición contra sí mismo, la historia y la altura.

No pasó inadvertido aquel récord de Bubka, que llegó en una competición menor y con una participación reducida, pero que se produjo en una reunión en la que también se batieron otras tres plusmarcas mundiales: en la prueba de 3 kilómetros marcha de mujeres (la italiana Guiliana Salce logró un registro de 13 minutos, 8 segundos y 9 centésimas), en la de salto de altura (el soviético Igor Paklin voló por encima de un listón ubicado a 2 metros y 36 centímetros de altura) y en la del relevo masculino del 4x200 (los italianos Pavoni, Bongiorni, Tilli y Simionato pararon el crono en 1 minuto, 24 segundos y 15 centésimas). También hubo representación española en una cita en la que destacó el triunfo de Abascal en los 1.500 metros.

Pero volvamos a Serguei Bubka. El mejor pertiguista de todos los tiempos. Sus registros lo demuestran y hablan por sí solos. El ucraniano lograba en 1984 sus primeras grandes marcas, pero durante una década las fue mejorando casi centímetro a centímetro. Batió el récord del mundo en 35 ocasiones (18 en pista cubierta y 17 al aire libre), hasta que en 1993 puso el listón en pista cubierta en 6 metros y 15 centímetros. Es su techo. Y el de cualquier otro atleta, ya que su plusmarca continúa vigente. Como la de 6 metros y 14 centímetros que logró un año después en una competición al aire libre.

Solo se le puede poner una tacha a este ucraniano que en la actualidad tiene 50 años, es miembro del Comité Olímpico Internacional y que ganó el título de campeón mundial casi de manera ininterrumpida entre 1983 y 1997. Las citas olímpicas se le resistieron. Pese a ser el mejor, solo se pudo colgar el oro en Seúl'88, mientras que su más sonado fiasco se produjo en los Juegos de Barcelona'92 al quedarse fuera de la final.