la moda vino de Brasil y se extendió rápidamente, en los campos y, sobre todo, en los vídeos asistíamos a una enorme variedad de lanzamientos con filigranas que a menudo ridiculizaban a los porteros, se completaban con bailecitos y celebraciones extravagantes más propias del sambódromo que de un campo de fútbol.
Las reglas evolucionaron, para impedirlo, recortando las posibilidades del lanzador cuando llega a la altura del balón, por eso en mayo de 2010 establecen que:
“Amagar antes del lanzamiento de una pena máxima para confundir al rival está permitido durante la carrera, pero amagar cuando ésta ha concluido es punible y el jugador debe ser sancionado por comportamiento antideportivo”.
El texto oficial conduce a estas conclusiones:
1. - Está permitido amagar durante la carrera para engañar.
2.- Una vez llegado al balón hay que chutar.
3.- Si se amaga ya parado se debe amonestar.
4.- Procede aplicar la Regla 14 en este último caso, por ello habrá que dejar que se ejecute el lanzamiento, si es gol repetirlo y si se falla sancionar tiro libre indirecto contra el ejecutor.
Conviene recordar, por otra parte, que el lanzador no está obligado a lanzar directamente a puerta, puede jugar el balón para un compañero pero inexcusablemente deberá patear el balón hacia delante, en caso contrario el árbitro le sancionará con un tiro libre indirecto desde el mismo punto de penal.
La finalidad de la modificación es defender esa línea delgada que separa el deporte-espectáculo del espectáculo puro, al fútbol no le conviene desbordar ese límite.
El autor es Vocal de Capacitación del Comité Navarro de Árbitros de Fútbol.