PAMPLONA.- Ruben Saralegi Martinikorena (15/12/1990) lleva desde pequeño dedicándose al difícil mundo de las hachas. Un deporte minoritario pero que llena frontones para ver finales como la del domingo. Una modalidad que cada vez atrae a más gente joven pero que requiere de mucho sacrificio. Después de dos años quedándose a las puertas del trofeo, esta vez el trabajo realizado ha dado sus frutos.

Lo primero, felicidades por la txapela. ¿Esperaban ganarla? ¿Se veían con posibilidades? ¿Cómo fue ese camino hasta la final?

-Ganamos las dos primeras eliminatorias bastante bien. Pero las parejas a las que teníamos que enfrentarnos en la final eran del otro grupo (Atutxa-Alberi y Muguerza-Otaegi) y no habíamos competido aún contra ellas. Además, eran las dos más fuertes de todo el Campeonato. Fue una final muy dura, sabíamos que teníamos opciones pero ellos eran muy fuertes, al final lo conseguimos y muy contentos.

Llevan dos años llegando a esta final y quedándose a las puertas, a la tercera ha ido la vencida.

-Sí, los dos anteriores años estuvimos a las puertas, esta vez por fin lo hemos logrado.

¿Cómo decidió dedicarse a este deporte? ¿Le viene de familia?

-Viene de familia, sí. Los fines de semana íbamos todos al caserío y era lo que veíamos; mi padre, mis tíos, mis tías, todos ellos cortaban troncos, al ver eso en casa empezábamos a trastear, a coger el hacha y dar cuatro golpes. Luego ya empiezas a cortar troncos enteros. La primera vez que hice una exhibición fue con 6 años. Entre medias también probé otros deportes, fútbol, pelota... Pero fue con 15 años cuando decidí coger el camino del hacha y dedicarme más en serio.

A menos de dos semanas para que empiece el individual, ¿se ve con posibilidades de llegar a otra final?

-Lo primero, habrá que seguir preparándose a fondo y luego a ver si entramos entre los mejores.

Su pareja, Iker Vicente, además de compañero, es su primo. ¿Le veía dotes desde pequeño para ser aizkolari? Siendo usted el primo mayor, habrá sido un modelo para él.

-Siempre ha tenido mucha afición, desde pequeño estaba todo el día cortando troncos. Me acuerdo que le llamabas para comer, comía, y rápidamente volvía a irse para seguir cortando troncos. Además de tener mucha afición, siempre ha tenido muy buenas dotes para esto, tiene mucha elegancia cortando. Es muy joven y ya el año pasado fue Campeón de Euskadi. En Navarra ha salido campeón también los tres últimos años, sin duda tiene un futuro muy prometedor, llegará alto.

Entonces será un duro rival en el torneo individual.

-Es uno de los favoritos junto a Atutxa. Los demás intentaremos pelear lo que podamos y a ver si se puede estar en la final.

¿Qué diría usted que es lo que les ha llevado a ganar este trofeo? ¿Cuáles son sus puntos fuertes como pareja?

-Nos llevamos muy bien, nos conocemos perfectamente y tenemos mucha confianza. Desde pequeños hemos pasado muchas horas juntos, los dos hemos aprendido parecido. Tenemos el mismo tipo de corte, y eso se nota mucho porque no fallamos ningún golpe y hacemos los cortes muy rápidos. Nos compenetramos muy bien.

¿Cómo ve hoy en día el mundo de la aizkolaritza? ¿Hay más afición que antes? ¿Ve cada vez más gente joven dedicarse a este deporte?

-El otro día el frontón estaba lleno para ver la final, tenía muy buen aspecto. Pero es un deporte muy difícil para empezar. Tiene mucho gasto, todo el que se quiera dedicar a esto necesita tiempo y ganas. Necesitas camiones de madera, hachas y alguien que te enseñe. Al final no todo el mundo puede empezar a cortar con el hacha. Todo el material es bastante caro. No es como apuntarte a fútbol o pelota y empezar a jugar. Pero creo que ahora mismo está llegando bastante gente joven. También se nota en el público que viene a vernos, cada vez hay más chavales.

En este deporte hay gente compitiendo desde los 20 hasta los 60 años. ¿Se ve usted a esta edad cortando troncos?

-Es un deporte de fondo, con los años vas cogiendo experiencia, la resistencia muscular va mejorando, aquí la mejor edad pueden ser los 35 o 40 años.

En este tipo de deportes en los que no se puede vivir de ello, imagino que compaginar trabajo y entrenamientos será algo bastante complicado.

-Eso es lo más difícil, al final tiene mucho trabajo. Necesita mucha dedicación. Tienes que preparar todos los troncos, recoger. Hay muchos días que te da pereza. Está claro que si viviéramos de esto sería mucho más fácil. Tienes que buscar a gente que te eche una mano porque si no es muy complicado. Yo tengo la suerte de tener a mi hermano y a un amigo que me ayudan muchísimo. Además, como he dicho antes, el material es muy caro, por tanto tener un trabajo es indispensable.