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Maldiciones

Maldiciones

Que sí, que no existen y son fruto de la casualidad. Pero no me digan que no tiene que tocarte los pies el tema. Cada año par, que coincide con que Marc gana el Mundial en Japón, nunca acaba la carrera de Australia. Así ha sido en 2014, 2016 y 2018. Él ha dicho que firmaría cada año esto, señal de que gana el Mundial, pero no tenía en su cara su tradicional sonrisa, no. Y debe de fastidiar aún más cuando en este caso casi ni te enteras. A 300 km/h fue tal el golpe por detrás de Zarco, que ha confesado que pensaba que había roto motor. Poco fue para lo que podía haber sido.

Y otras maldiciones, a modo de exabruptos, son las que se llevarán escuchando de continuo en el box de Yamaha durante esta temporada. Ayer se puso fin a la sequía más larga de victorias en un Mundial de la marca japonesa. Y en contra de lo esperado fue Maverick quien lo logró. Curioso el dato de que cuando la M1 ha funcionado más o menos como se espera de ella, Viñales ha sido siempre más rápido que Rossi, mientras que cuando en el depósito, en vez de gasolina, ponían problemas, Vale era el que sacaba las castañas del fuego. Conclusión: Maverick es hoy más rápido que Rossi con una buena moto, mientras que el italiano es más peleón y constante ante las dificultades. Porque con Viñales tengo el corazón dividido. Como piloto es un superclase, posiblemente uno de los pocos pilotos hoy en parrilla con nivel suficiente para poder tutear a Dios Márquez. Ese duelo al sol que llevamos dos años esperando y que de modo increíble aún no hemos disfrutado. Pero como persona, nada comparable al de Cervera. Es duro de trato, complicado, testarudo y ya tiene un historial importante de desavenencias con equipos desde Moto3. Sin ir más lejos, este mismo año a mitad de temporada y entre rajadas varias anunciaba que en 2019 no contará con Ramón Forcada, su jefe de mecánicos y valedor de los títulos y triunfos de Lorenzo en Yamaha. En Iwata de momento lo consienten. Pero toman nota de todo.