Donostia - Decía Iraitz Arrospide el sábado, en las páginas de este mismo periódico, que “el atletismo no son matemáticas”. Y no le faltaba razón si a lo que quería apuntar era a lo absurdo de extrapolar la Behobia de 2017 a la disputada ayer. Hace solo un año, el de Villabona fue tercero por delante de Jaume Leiva, y detrás de Carles Castillejo y Camilo Santiago, ambos ausentes en 2018. Muchos proyectaron aquellos resultados en el tiempo y estimaron que Iraitz partía esta vez como favorito. Pero lo cierto es que el gran candidato era el propio Jaume Leiva. Porque las matemáticas, en realidad, sí pueden servir a la hora de hacer pronósticos. De lo que se trata es, simplemente, de tomar las referencias válidas y adecuadas.
Una marca concreta sobrevolaba la previa de la Behobia ayer celebrada. 1h.02:29. Es el crono que Leiva (Terrassa, 1983) logró hace solo dos semanas en el Medio Maratón de Valencia. Palabras mayores. A nada que se hubiese recuperado bien de aquel esfuerzo, no había nada que hacer contra él. Eso sí, como dijo Arrospide en la citada entrevista, se podía arriesgar y probarlo. Por si acaso. Porque en esto del atletismo cada carrera es diferente. El guipuzcoano cumplió con lo prometido. Y también fue valiente Iván Fernández. Pese a que el arranque de Leiva apuntó a exhibición, ambos se pegaron al catalán hasta que las rampas de Gaintxurizketa comenzaron a dictar sentencia. En ellas se descolgó el fondista alavés. Y poco más duró el de Villabona en lo que se convirtió en dúo de cabeza. Camino de Errenteria, cuando el asfalto ya llaneaba tras un rápido descenso, arrancó una exhibición del a la postre ganador que no se detuvo hasta el Boulevard.
Durante los últimos kilómetros, Leiva, de triunfo desahogado, se recreó saludando al público y saludando. Que le quiten lo bailao, por mucho que probablemente así se le escapara el récord del nuevo circuito. El vencedor en 2012 ganó su segunda Behobia parando el reloj en 1h.00:20, solo un segundo más que Carles Castillejo hace dos años. Arrospide, mientras, acusó el esfuerzo realizado al intentar seguir la rueda del vencedor, y cedió tiempo en meta, aunque le dio aún así para firmar una notable plusmarca personal (1h.01:45). Iván Fernández (1h.01:54) completó el podio y el navarro Iván Acereda logró un soberbio cuarto puesto. Los cronos hablan de una edición de notable nivel, no solo por la calidad de estos, sino por las condiciones en las que se lograron. No fue un día del todo malo para correr, pero tampoco óptimo. Las temperaturas rondaron los 18 grados y el viento sur se sumó a la fiesta, seguro que sumando algunos segundos a los tiempos de los atletas.
repite aroa merino La prueba femenina, mientras, tuvo una emoción que, a nivel visual, se vio en cierto modo tapada por los ya numerosos atletas masculinos que secundaron a Aroa Merino y Diana Martín en la pelea por la victoria. Sobre el papel, la madrileña partía como favorita respecto a la canaria, ganadora en 2016 y 2017. Sin embargo, el inicio de Martín, a un ritmo conservador, permitió a Merino lograr una renta a la postre definitiva. Mediado el recorrido, la distancia comenzó a verse reducida gracias a los esfuerzos de la segunda clasificada, hasta el punto de que había carrera cuando ambas terminaban de bajar desde el Alto de Miracruz.
Llegaron entonces unos inoportunos problemas de flato para Diana Martín, que vio así abortada la posibilidad de dar caza a la lanzaroteña. Esta logró con su 1h.09:44 la primera marca femenina sub 1h.10 del nuevo recorrido, mejorando sus prestaciones de estos dos últimos años al aprovechar las condiciones meteorológicas. Prácticamente se había acostumbrado a reinar entre el fresco y la lluvia de Gipuzkoa, pero ayer se sintió como en casa y pudo correr (por fin) vestida de corto.
Masculina
1. Jaume Leiva 1h.00:20
2. Iraitz Arróspide 1h.01:45
3. Iván Fernández1h.01:54
Femenina
1. Aroa Merino 1h.09:42
2. Diana Martín 1h.10:37
3. Alicia Pérez 1h.14:14
Mejores navarros
Masculina: Iván Acereda 1h.02:08
Femenina: Inma Sainz1h.24:38