Para muchos, poder practicar un deporte es algo cotidiano, algo que no se sale de la normalidad. Sin embargo, para otras personas es un verdadero reto y algo nada sencillo. Daniel Hernández es un apasionado del fútbol, y de Osasuna, pero no puede practicarlo por su discapacidad física.

Eduardo González es una persona muy deportista, pero desde que tuvo un accidente laboral, su vida cambió por completo y no puede practicar deporte como lo hacía antes. A Olatz Navarro ha jugado a varios deportes a lo largo de su vida, pero, igual que Dani, tiene una discapacidad física que le impide realizar ciertas actividades. Todos ellos, además de Javi Escudero, Joselito Perdiz, Josean Crespo y Borja Ayechu, han encontrado en el ‘Powerchair Football’ una manera, no solo de hacer deporte, sino de hacer amigos y conocer gente nueva. 

De izquierda a derecha; Olatz Navarro, Eduardo González, Aritz Acevedo y Daniel Hernández, junto con el cuerpo técnico (arriba). Unai Beroiz

Estos ocho jugadores forman parte de la plantilla de los ‘Pamplona Bulls’, el primer equipo del norte de España que practica este deporte y que se encuentra en Segunda División. Todo empezó gracias a Aritz Acevedo, que también cuenta con una discapacidad física y, además de jugar a este deporte, es un reconocido 'streamer' de videojuegos que cuenta con más de 50 mil seguidores en redes sociales. Él, natural de Pamplona, pasó una temporada en Sevilla, donde descubrió que podía jugar al fútbol en silla de ruedas. “Yo he jugado toda la vida con mis amigos en la plaza, pero ellos jugaban con las piernas y yo con la silla y no había igualdad”, explica.

Dos años después de jugar en Sevilla, Acevedo volvió a su ciudad natal y, junto con ASPACE, decidió sacar adelante un equipo en Pamplona. Acevedo comenta que “al final es difícil encontrar personas que puedan y quieran practicarlo, yo paraba a la gente por la calle para que se uniesen al equipo, no tengo vergüenza”. Uno a uno, fue reclutando jugadores para el equipo y ya son ocho, cada uno con su historia. 

El reglamento

Medidas. El espacio del campo es el de una pista de baloncesto, y las porterías son de seis metros.

Jugadores. En los partidos se enfrentan cuatro contra cuatro, con un portero y tres jugadores de campo. 

Duración. Cada encuentro consta de dos partes de 20 minutos cada una, en caso de empate, hay tanda de penaltis.

Material. Las sillas de ruedas eléctricas van acompañadas de una defensa de hierro (una especie de barrotes) en la parte frontal para rematar la pelota.

Velocidad. No pueden sobrepasar los 10 kilómetros por hora.

Competición. Aunque en España hay pocos equipos, en Primera División son siete y en Segunda seis.

Pero el equipo no lo forman solo los jugadores, Néstor Baumeste es el entrenador, el capitán que dirige el barco. “Empezamos en abril de este año, cuando Aritz nos invitó a probar y, por lo menos a mí, me enganchó desde el principio”. Además, añade: “Yo llevo 25 años trabajando en ASPACE, pero no tenía ninguna experiencia entrenando en este deporte”. Néstor se sumergió en esta aventura sin conocer el deporte, realizó una formación en septiembre y todos los lunes dirige al equipo en los entrenamientos.

Cuando le propusieron formar el proyecto, Baumeste tenía claro qué quería conseguir: “La idea era formar un equipo competitivo, pero con ciertos valores, no solo queremos competir y ganar, queremos tener valores de humildad, compañerismo, esfuerzo… Y sobre todo divertirnos”. Pero Baumeste no está solo, varios voluntarios le ayudan en cada entrenamiento. Uno de ellos es Juanma Hernández, padre de Daniel Hernández, que ayuda al equipo siempre que puede. “En mi caso, significa mucho poder compartir con mi hijo una actividad, además de ayudar a Néstor”, explica.

Eduardo González y Olatz Navarro, en el entrenamiento. Unai Beroiz

Además, añade que “es gratificante ver cómo persona sin discapacidad física afrontan la vida, te ayuda a relativizar los problemas del día a día, todos ellos son un ejemplo a seguir”. Todos los lunes, los ‘Pamplona Bulls’ se juntan a entrenar, y forman una atmósfera de compañerismo increíble. Navarro apunta: “El ambiente es muy bueno, hay muy buen rollo y entendimiento, aunque ya conocía a muchos de ellos”. Ella confiesa que “nunca había practicado este deporte, pero a base de técnicas y entrenamientos voy mejorando un poco, sobre todo los regates, que es lo que mejor se me da”.

Daniel Hernández, por su parte, explica: “Nunca había practicado este deporte, era algo totalmente nuevo, pero venir los lunes aquí a entrenar se ha convertido en algo normal para mí”. González, que siempre ha sido deportista, ha encontrado en el Powerchair Football una manera diferente de hacer deporte, una manera adaptada a él. “A mí esto me ha dado la vida, conoces gente y el problema de cada persona y esto es unidad y compañerismo, es otra manera de competir”, comenta. Pero todo esto no habría sido posible sin Acevedo, que fue el encargado de reclutar a todos y de poner la primera piedra en el castillo de este equipo.

Daniel Hernández intenta rematar el balón. Unai Beroiz

Tras algunos meses de entrenamiento y tres partidos disputados, no puede estar más satisfecho con sus compañeros: “Yo veo a un equipo, creo que hay una relación muy buena entre todos y, aunque yo tengo más experiencia en el deporte, todos vienen con ganas de aprender y de enseñar lo que saben, aquí nadie es más que nadie”. Y es que los Pamplona Bulls jugaron sus primeros partidos en Gerona e, incluso, se sorprendieron a ellos mismos. Ganaron dos partidos y empataron uno, ante el Nástic de Tarragona. “ En lo deportivo, el campeonato fue muy bien y en lo humano excelente. No nos esperábamos ganar dos partidos con lo poco que llevamos entrenando”, detalla Acevedo.

Aritz Acevedo y Eduardo González disputan un balón. Unai Beroiz

Por otra parte, Juanma Hernández apunta que “llegar y poder competir les ha hecho sentirse que no son inferiores, además de que el ambiente que vivieron era espectacular, de rivalidad positiva y compañerismo”. Pero no todo fueron facilidades y alegrías, 15 días antes de la competición no sabían si podrían competir, ya que no contaban con defensas de hierro para todos. De hecho, aún no las tienen los ocho jugadores, por lo que se van adaptando a las circunstancias.

Ahora, los Pamplona Bulls se encuentran más motivados que nunca, con ganas de seguir entrenando y mejorar. Actualmente están en segunda, pero con opciones de subir a primera después de lo visto en Gerona. Gracias a esta iniciativa, todos ellos han encontrado una manera de hacer deporte y divertirse, además de que se conocen unos a otros y forman un verdadero equipo, además de que dan visibilidad al deporte adaptado. “Cuando se metan equipos grandes como Barça o Madrid, o incluso Osasuna que no somos tan pequeños, sería un gran paso para darle visibilidad, estaría bien que LaLiga hiciese una competición para personas con discapacidad física”, comenta Acevedo.