Zierbena y Orio llegarán igualadas a la segunda jornada de la Bandera de La Concha, a pesar de que los aguiluchos ganaron la tanda por tres segundos que fueron luego penalizados por una sanción disciplinaria con carácter previo a la salida, lo que deja todo igual que al principio con Bermeo-Urdaibai a seis segundos y también con opciones.

La primera tanda de la primera jornada, disputada este domingo en aguas de San Sebastián, agrupaba a tres claros aspirantes al triunfo: Orio, Urdaibai y Zierbena, lo que generó un nivel alto por la competencia de estas favoritas y que elevó los tiempos a otra dimensión de casi récord sobre una mar calmada y perfecta para los botes más rápidos.

Orio, con la pericia del mítico patrón Asier Aranberri, ganador de las últimas cuatro banderas con Santurtzi y Bermeo-Urdaibai, golpeó primero y salió con un ritmo de palada brutal para liderar con la incómoda presencia para sus intereses de Zierbena, que enseguida se puso totalmente a la par e incluso un segundo arriba previo a la ciaboga.

La clave podía estar en la giro exterior y allí se movió de maravilla la vizcaína Zierbena para salir con dos segundos de renta, mientras que Urdaibai y Getaria se iban ya rezagando y dejaban en dos los aspirantes al triunfo de la tanda.

La vuelta a la bahía fue una preciosidad con Zierbena y Orio totalmente igualadas y controlándose de forma casi obsesiva hasta que los aguiluchos oriotarras apretaron como suele ser habitual en el último kilómetro y consiguieron, con mucho esfuerzo, alejar a su rival en 3 segundos en meta, que serían luego enjuagados producto de la sanción a los amarillos.

La segunda tanda ya no tendría el mismo nivel ni emoción, en una prueba que comenzó mandando Hondarribia con la local Donostiarra en los mismos tiempos y San Juan y Lekittarra algo rezagadas y sin opciones de bogar en la tanda de honor el próximo domingo. Quedaba una posible plaza libre para ese premio a tenor de los tiempos marcados en la tanda predecesora, la de Getaria, y a por esa golosa recompensa fueron empecinadas Hondarribia y Donostiarra, siempre metidas en un segundo de diferencia en el tramo que les acercaba a la ciaboga exterior. Donostiarra, que conoce como nadie este campo de regateo y sus derivadas, se hizo fuerte en el tramo de vuelta alejando a todas sus adversarias.