Mercedes-Benz redefine el SUV de lujo. Y lo hace con un nuevo GLC que sigue fiel a su esencia, pero que al mismo tiempo progresa en la práctica totalidad de los apartados para consolidarse como una apuesta definitiva en el momento presente. Y es que puede que sea ese el gran acierto del GLC, que lleva a la práctica con una brillantez incontestable el planteamiento de la firma alemana de que cada necesidad de movilidad debe tener su correspondiente oferta, siempre bajo el prisma de la excelencia característico del segmento premium en el que compite la casa de la estrella.

Así, nos encontramos con sistemas de propulsión híbridos (con alternador arrancador integrado ISG de segunda generación y potencias de 197 CV el diésel y 204 y 258 CV los gasolina) e híbridos enchufables (éstos con una autonomía eléctrica que supera los 100 kilómetros y potencias combinadas de 335 CV el diésel y 313 y 381 CV los gasolina) resultantes de asociar motorizaciones de combustión con potentes propulsores eléctricos (con 100 Kw y 440 Nm), además de la preceptiva tracción permanente a las cuatro ruedas 4Matic y el cambio automático de nueve marchas 9G-tronic. En la práctica, es como si tuvieras un eléctrico para todos los días, salvo que de media superes el centenar de kilómetros, pero con la ventaja de que siempre está al lado el depósito de carburante para no tener problemas de autonomía ni de prestaciones cuando abandones las zonas de bajas emisiones. ¿Se puede pedir más? Seguro que sí, pero también puedes estar seguro de que te lo ofrecerán en Mercedes. Eso sí, las tarifas anunciadas parten de 58.150 euros.

Mercedes estrena una nueva generación del GLC que crece en todos los sentidos, también en versatilidad y amplitud de oferta

Otro de los aspectos en los que Mercedes redefine el SUV de lujo, además de por contar con unas dimensiones razonables (4,716 metros de largura, 1,890 de anchura, 1,640 de altura y un maletero que crece 70 litros hasta llegar a los 620) para ofrecer capacidad interior y respuesta dinámica de primera, es en la polivalencia que atesora para brillar en carretera, pero a la vez desplazarse con solvencia cuando el asfalto desaparece bajo nuestras ruedas. Como apunta Mercedes, “tanto bajo condiciones atmosféricas adversas como en trayectos fuera de las vías compactadas, el GLC progresa gracias a un manejo más sencillo de la pantalla Offroad, una visibilidad mejorada gracias a la función de capó transparente (las cámaras nos permiten ver lo que el capó nos oculta) y a un nivel sobresaliente de tracción y seguridad, fruto de los perfeccionados sistemas de control de estabilidad. En los híbridos enchufables estas funciones también están disponibles en el modo exclusivamente eléctrico”. Todo ello sumado a exquisiteces como un nuevo eje delantero de cuatro brazos y al trasero multibrazo, la suspensión neumática Airmatic con amortiguación regulable o la dirección en las ruedas posteriores.

El refinado diseño exterior se complementa con un moderno y tecnológico interior, en sintonía con su sofisticación mecánica

Mercedes ha querido trasladar este potenciado carácter SUV al diseño exterior del GLC, que ahora se muestra más perfilado, definido, deportivo, sólido y limpio, con la característica elegancia Mercedes, pero más dinámico, aunque sin llegar nunca a ser agresivo. Su lograda aerodinámica, con un CX de sólo 0,29, también aporta una imagen fluida y esencial. Por dentro llama poderosamente la atención “el lujo deportivo de Mercedes en el diseño vanguardista de los asientos, la composición moderna de los revestimientos o el tablero de instrumentos dividido en dos secciones por un plano horizontal, elementos de adorno de generosa superficie y un visualizador central que parece suspendido por encima de estos elementos”. Como era de esperar, se trata de un habitáculo más digital e inteligente que nunca gracias a la integración de la generación más reciente del sistema de infoentretenimiento con dos visualizadores de formato grande de serie y un equipo de navegación a pantalla completa.

Junto a una mejorada dotación en sistemas de asistencia a la conducción y la sofisticada tecnología de faros Digital Light, el GLC, como buen Mercedes, seguirá haciendo del confort otra de sus señas de identidad. Sus mejorados sistemas Energizing Air Control, Air-Balance, Guard 360º, la iluminación ambiente, un nuevo techo corredizo panorámico, el asiento multicontorno con nuevas funciones de masaje o el optimizado asistente de remolque harán de la conducción todo un placer.

Desde su llegada al mercado, el GLC ha sido la opción elegida por 2,6 millones de clientes y se ha convertido en el Mercedes más vendido los dos últimos años, y todo apunta a que seguirá siéndolo. Como declaraba el responsable de diseño de la casa, Gorden Wagener: “El nuevo GLC asume nuestra filosofía de diseño, basada en el claridad sensual, e irradia inteligencia y emoción a partes iguales”.

Ya lo ven, la belleza reside tanto en el exterior como en el interior, pero lo mejor espera tras el giro de la llave de puesta en marcha.