La evolución de los coches es imparable en todos los sentidos, y uno de los elementos que se ha ido desarrollando más en los últimos años han sido las pantallas digitales interiores. En un primer momento el antiguo radiocasete o radio-CD fue ampliando de tamaño e incorporando una pequeña pantalla, que con el paso del tiempo ha ido incorporando otros elementos como el navegador, que también se manejaba desde ella.

Hoy esas pantallas centrales son cada vez más grandes y algunas ocupan gran parte del salpicadero del coche. Desde ella se controla, según marcas y modelos, todo el sistema de infoentretenimiento: radio, aplicaciones o archivos de música, ajustes de sonido y altavoces, navegador, climatizador, modos de conducción preestablecidos, ajustes de motor, presión de los neumáticos y un largo etcétera.

Desaparecen los botones físicos

Muchas de esas pantallas han ido suprimiendo los escasos botones o mandos físicos para pasar a ser 100% digitales. Algo estéticamente mucho más limpio y bonito, y que las marcas venden como ejemplo de tecnología punta, pero que entraña peligros. Los mandos físicos siempre los hemos podido manejar sin apartar (o sin apenas apartar) la vista de la carretera, ya fuera para subir o bajar el volumen de la radio, la temperatura del climatizador o la potencia del aire, pero ahora, al depender de una pantalla para ajustar determinados parámetros, puede provocar más distracciones, lo que indudablemente afecta a la seguridad.

Porque desde la generalización de los smartphones se ha perseguido su uso dentro del coche, con campañas, multas y pérdida de puntos del carné, porque favorecían las distracciones, pero no es menos peligroso tener que apartar la vista de la carretera para tocar otra pantalla, por muy grande que sea.

Más táctil, menos seguridad

Pero esto puede cambiar en breve y que los fabricantes se vean obligados no sólo a echar un poco el freno poco en lo tecnológico, o al menos en lo digital, sino incluso a retroceder. Muchos clientes lo han reclamado en los últimos años, conscientes de sus peligros, y la Euro NCAP, la autoridad de seguridad vial en Europa, ha movido ficha, dejando claro que la extrema digitalización de los vehículos va a ser un tema importante en sus próximos movimientos. Así, de cara a 2026 prepara la obligatoriedad de contar con determinados botones físicos si los vehículos quieren obtener la máxima calificación, las cinco estrellas, en sus test de seguridad.

Cierto es que no es necesario contar con la calificación de cinco estrellas para que un coche salga a la venta y circule, pero a los fabricantes les interesa contar con esa certificación para poder vender ese estatus de seguridad y de confianza al comprador, y más cuando quienes más han digitalizado sus funciones han sido las marcas premium, las más caras, con Tesla a la cabeza y otras como Mercedes siguiéndole los pasos. Así que tendrán que pasar por el aro. No serán demasiadas las exigencias en cuanto a botones físicos, pero al menos se tendrá que garantizar controles no digitales para los intermitentes, las luces de emergencia, los limpiaparabrisas, el claxon y las llamadas de emergencia.

Euro NCAP avisa

Lo deja claro Matthew Avery, director de desarrollo estratégico de Euro NCAP, en una entrevista a The Times: “Casi todos los fabricantes de vehículos están llevando controles clave a pantallas táctiles centrales, lo que obliga a los conductores a apartar la vista de la carretera y aumenta el riesgo de accidentes causados por distracción”, explica.

La espectacular pantalla del Mercedes EQS. Mercedes-Benz

Avery asegura que “las nuevas pruebas Euro NCAP previstas para el año 2026 animarán a los fabricantes a utilizar controles físicos separados para funciones básicas de una manera intuitiva, limitando el tiempo de visión fuera de la carretera y, por lo tanto, promoviendo una conducción más segura”.