La iluminación en un coche es fundamental, tanto para ver mejor la carretera en condiciones de poca luz como para que nos vean, e incluso también para poder pasar la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) sin problemas. Y en muchas ocasiones los faros, sobre todo los delanteros (y especialmente en algunas marcas), con el paso del tiempo se van deteriorando, con lo que la luz pierde bastante intensidad y es necesario cambiarlos o llevarlos a pulir, algo que no sale especialmente barato.

Truco sencillo y barato

Para evitar esa visita al concesionario o al taller y desembolsar un dinero que siempre está mejor en el bolsillo o en la cuenta bancaria, existe un truco casero y barato que permite mejorar notablemente el aspecto de los faros y para el que únicamente hacen falta dos ingredientes que suele haber en casi todos los hogares: un limón y bicarbonato de sodio, un producto que tiene muchísimas utilidades, entre ellas la de la limpieza.

La fórmula es bien sencilla y rápida: basta con exprimir un limón en un recipiente y añadir al zumo que se haya generado una o dos cucharadas de bicarbonato. Se mezclan bien ambos ingredientes y ya está listo el producto que permitirá pulir los faros, algo que se puede hacer impregnando un trapo o una esponja en el líquido y frotando la superficie del faro hasta conseguir el efecto deseado. También existe la opción de cortar por la mitad el limón y colocar una cantidad de bicarbonato sobre la parte comestible, para a continuación frotar directamente el faro con esa zona de la fruta hasta que vaya quedando brillante.

Otras opciones

Incluso otras personas aseguran que se puede sustituir el zumo de limón por vinagre y el efecto que se consigue al frotar la mezcla con bicarbonato sobre los faros resulta muy similar.

A lo largo de los años se han hecho populares diferentes formas caseras de limpiar los faros, y otra de las más habituales que ha aparecido en tutoriales de YouTube es pulirlos con otro producto tan común como la pasta de dientes, echando una cantidad sobre los faros y frotando en círculos con un trapo hasta dejarlos brillantes (añadiendo más cantidad según vaya haciendo falta).

Eso sí, también existen en el mercado productos creados de forma específica para pulir los faros, que se venden como abrillantadores y que también pueden servir para darles una nueva vida cuando ya tienen una apariencia muy desgastada.