Obtener el carné de conducir es un objetivo fundamental para muchas personas en cuanto cumplen la mayoría de edad y pueden conseguirlo. Pero, aunque hay conductores que muestran una gran destreza desde que logran el permiso, otros viven esos primeros meses, en los que tienen que llevar la placa con la L que les acredita como novatos, con una enorme angustia por la inseguridad que les genera llevar el coche y efectuar algunas maniobras.

Todo ello se traduce en errores al volante, y los especialistas en Formación de Conductores de la Dirección General de Tráfico (DGT) han recopilado los más comunes que cometen los novatos (hay unos 450.000 conductores con la L en España). A buen seguro que algunos conductores veteranos siguen incurriendo en ellos.

Los errores más habituales

Manejo del volante.

Es bastante habitual entre los novatos la falta de soltura en el manejo del volante: sujetarlo de forma inadecuada, girarlo mal o mover las manos incorrectamente. Esto puede ocasionar una falta de control y pérdidas puntuales de dominio del vehículo en algunas maniobras, como giros, cambios de sentido o estacionamientos.

Falta de anticipación.

Conducir observando a corta distancia, sin saber lo que ocurre más adelante, impide anticiparse a imprevistos en la vía, como retenciones, frenadas o desplazamientos laterales repentinos. La falta de anticipación también es peligrosa en el entorno de los pasos de peatones, así como en glorietas o intersecciones.

Exceso de confianza.

Si la falta de confianza genera un riesgo, el exceso también. Pasar las primeras semanas o meses de carné sin incidentes puede hacer pensar al conductor que tiene todo bajo control o a creer que es mejor de lo que realmente es, lo que puede llevar a cometer errores.

Indecisión.

La inseguridad a la hora de tomar decisiones en adelantamientos, incorporaciones a carreteras o cambios de dirección en vías saturadas, especialmente desplazamientos laterales, pueden comprometer la seguridad de la circulación.

Velocidad inadecuada.

La habilidad de mantener una velocidad adaptada a las circunstancias del tráfico y para seleccionar la relación de marchas conveniente es fundamental para una conducción segura y eficiente, y la percepción del riesgo de la velocidad excesiva es vital.

Un coche, con la L.

Un coche, con la L.

Distancia de seguridad.

Circular sin guardar una distancia frontal de seguridad adecuada a la velocidad y a las circunstancias de la vía es una infracción común no sólo en conductores noveles y puede terminar en colisión grave si hay una frenada brusca.

Distracciones.

Desviar la atención de la conducción por el teléfono móvil, por la manipulación de los mandos del vehículo o por la conversación con otros ocupantes supone un riesgo que afecta especialmente a los más inexpertos.

Incumplimiento de normas básicas.

Hay tres muy habituales, que afectan también a los veteranos: circular por el carril central y no por el derecho en vías de tres o más carriles en el mismo sentido; abandonar las glorietas desde alguno de sus carriles interiores; y no detenerse completamente ante una señal de stop.

No conocer el vehículo.

Ser inexperto no exime a un conductor de conocer el manejo de todos los mandos del coche cuando se pone al volante. Debe saber dónde están y cómo activarlos cuando los necesita.

Salidas en rampa.

Es uno de los momentos que más angustia a los noveles, por el juego de pies necesario y la posibilidad de que el coche se vaya hacia atrás impactando en otro.

Aparcar con 'público'.

Estacionar es una de las maniobras más odiadas por muchos conductores noveles, que aún no tienen la práctica necesaria para coordinar con soltura los movimientos de brazos y pies. Esa inexperiencia se complica aún más cuando hay coches detrás retenidos por esa maniobra e impacientes por emprender la marcha; o cuando hay personas en la acera observando la jugada con expectación e incluso con burlas. Eso lleva a que haya conductores noveles que prefieran no soportar esa presión y decidan aparcar lejos de donde necesitan por ser más fácil.