La ayuda a Grecia y la nueva estrategia económica dividen a la Unión Europea
Merkel resiste la presión de sus socios y se niega a pactar un plan de rescateLa cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que se celebrará hasta mañana en Bruselas se prevé "intensa"
Bruselas. No sólo la ayuda financiera a Grecia divide a los gobiernos europeos, también el diseño de la futura estrategia económica amenaza con encender la cumbre que la Unión Europea celebrará a partir de hoy en Bruselas. Los gobernantes de la UE se reúnen hasta mañana en la capital belga con la intención de aprobar las líneas generales de un nuevo plan destinado a superar definitivamente la crisis y dotar a Europa a medio plazo de un crecimiento económico más sostenible.
Se pretende que la crisis griega no contamine la agenda de la cumbre propiamente dicha, para lo que continúa preparándose una reunión previa de los dieciséis miembros de la zona euro que decida sobre el mecanismo de una eventual ayuda financiera a Atenas. Pero el Gobierno alemán sigue oponiéndose a un acuerdo sobre la cuestión en estos momentos, a pocas semanas de unas elecciones regionales clave para la coalición democristiano-liberal que dirige Angela Merkel.
agenda La propuesta elaborada por la Comisión Europea sobre la nueva estrategia económica, principal tema del orden del día, suscita, por su lado, un sinfín de interrogantes. Tanto es así que, si se trataran de incorporar todas las observaciones apuntadas el lunes por los ministros que prepararon el debate de los líderes, la cumbre acabaría sin conclusiones porque "son mutuamente contradictorias", según fuentes diplomáticas.
Bajo el eslogan de "Europa 2020", la Comisión de la UE ha presentado un programa de modernización económica y reformas que trata de aprender de los errores, con menos objetivos cuantificados y reglas de vigilancia más estrechas. Pero ni sobre unos ni otras hay consenso todavía entre los Veintisiete.
La principal novedad respecto a la fracasada "Estrategia de Lisboa" (2000-2010) es que se quiere involucrar en ella a los jefes de Estado o Gobierno. Si se aceptara este principio, el Consejo Europeo se convertiría en el embrión de un auténtico "gobierno económico" de Europa, la pata que siempre ha faltado en el diseño de la unión "económica y monetaria" acordado en la histórica cumbre de Maastricht (1991).
El presidente permanente, Herman Van Rompuy, apoya esta evolución y ha llegado a plantear a sus colegas la conveniencia de celebrar cumbres mensuales para dedicar toda la atención necesaria a la reconstrucción de la economía europea, seriamente debilitada por la crisis. Van Rompuy ha doblado su apuesta proponiendo, además, que los líderes inauguren en la cena de hoy un debate sobre "el desafío de la competitividad" y los desequilibrios en las balanzas de pagos.
"Se trata de una novedad total", aseguraba un veterano diplomático, ya que supone que entre los gobernantes europeos empiece a discutirse de impuestos, rentas salariales o trabajo, ámbitos considerados hasta ahora coto nacional.
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