santiago de chile. El topógrafo chileno Luis Urzúa Iribarren, de 54 años y capataz en el yacimiento San José, consiguió que se cumpliera su deseo de ser el último minero en abandonar el refugio. Elegido por sus compañeros como el líder natural en medio de la tragedia a Urzúa le aguarda ahora una fama que nunca ha buscado. Su condición de líder le valió ser escogido como el último de los 33 que abandonara la mina, con lo que pasa a ser en la historia el ser humano que más tiempo ha permanecido en esas condiciones. Un récord para el Libro de Guinness. Llegado hace pocos meses a la mina, impuso disciplina en el grupo, racionó la comida, distribuyó tareas y organizó turnos.

Las autoridades y equipos de rescate reconocen que todas estas decisiones fueron vitales para la supervivencia de los 33, sobre todo en los primeros días.

En la profundidad de la mina San José, Urzúa impuso en los primeros 17 días de encierro una rutina alimentaria que se repetía cada 48 horas: los mineros ingerían dos trozos de jurel en lata y media taza de leche. También racionó los paquetes de galletas y melocotones en conserva que había en el refugio.

El 23 de agosto, un día después de que se supiera que los 33 estaban vivos, Urzúa fue quien respondió la primera llamada telefónica del ministro de Minería, Laurence Golborne: "Estamos bien, esperando que usted nos rescate", le dijo.