"¡Pasajeros al tren. Destino: Pamplona!”. Para Lara, la pequeña de la familia Hernández Hernáiz, el tren de madera situado en las proximidades del Centro de Interpretación del Ferrocarril es toda una aventura por descubrir.
Para los que quieren escapar del bullicio del turismo del Casco Viejo, o para quienes desean disfrutar de un rato tranquilo con los niños, el tren ubicado en el parque de los Trinitarios es una opción diferente de ocio en Pamplona. “Como no ha ido en un tren de verdad hemos venido a este”, afirma la madre de familia. Su padre era ferroviario y el amor por los trenes lo lleva en la sangre. Esta abierto al público los sábados, de 11.00 horas a 13.00 y domingos y festivos, solo por la mañana. Este pasado 2 de agosto hasta el jugador de Osasuna Ante Budimir, siempre con la sonrisa y la amabilidad por delante, disfrutó con su familia de las instalaciones antes de viajar por la tarde con el primer equipo a Irun.
Este centro, que conmemora el tramo donde confluían las vías del ferrocarril del Plazaola y el Irati, fue fundado el 17 de junio de 2022. Desde entonces, reciben a todos los pasajeros que quieran subirse a los vagones a descubrir el recorrido de casi 800 metros. Una familia de Girona ha elegido esta actividad para pasar la mañana: “Buscamos algo para hacer con las niñas en Pamplona y nos pareció interesante. Ellas están encantadas”. El parque cuenta con una sala de exposiciones donde se muestra el último viaje del Irati en 1955.
Detrás de esta iniciativa se encuentra la Asociación Amigos del Ferrocarril, original del 6 de octubre de 1959. Miguel Garrote, de 33 años, es uno de sus socios. Lo lleva siendo desde los 8 a raíz de su padre, y se encarga de gestionar el parque. “Me regalaron una caja de trenes y me fui aficionando”, recuerda. Son alrededor de 60 socios, pero suelen ser los mismos los que dedican el fin de semana al parque: “Lo mejor es que la gente que viene se va encantada. Queremos acercar el ferrocarril a la ciudadanía de Pamplona y que entiendan su importancia mientras los niños disfrutan”. Reciben alrededor de 150 visitantes cada dos horas, cifra de afluencia con la que están “contentos”.
Lourdes ha venido por primera vez con su nieta: “Lo habíamos visto muchas veces en el periódico y teníamos ganas de venir”. Algunos hasta repiten. “Es la segunda vez que vinimos porque nos encantó”, declara Belén, madre de Asier. Aunque ya hayan terminado su viaje, les gusta tanto que no pueden evitar quedarse en las inmediaciones viendo como el tren pasa una y otra vez.
Los más pequeños son los que disfrutan de la experiencia. No sería posible sin la labor de los maquinistas. Joaquín Montaner es uno de ellos. Lleva 21 años de socio y su afición viene de unos trenes que le regalaron el Día de Reyes cuando era pequeño. Hasta hoy: “Lo que más me gusta es atender a la gente”. Es el tesorero del grupo, pero hace de todo. Y le parece bien: “Con tal de pasar la mañana aquí, soy feliz”.
Parque para todos
Para los aventureros, a la salida del tren pueden disfrutar de la zona de Pumptrack, un espacio de rampas diseñado para bicicletas y patinetes. Decenas de niños pasan la mañana entre saltos. Es el caso de la familia Arregui Iriarte: “Aunque sean pequeños venimos aquí y andamos con precaución”. Y se dejan lo mejor para el final. “Ahora iremos al tren, que a los críos les encanta. Ya hemos ido un par de veces”, admite con una sonrisa.
Mientras la Asociación siga funcionando, larga vida al tren.