El escrutinio de votos de las autoridades electorales de Kenia ponen en cabeza al ex primer ministro Raila Odinga, que este sábado por la mañana superó por unos 21 puntos porcentuales a su principal rival en la carrera presidencial, el vicepresidente William Ruto.

Los comicios generales se celebraron este martes, pero, por el momento, la Comisión Electoral Independiente de Kenia (IEBC) sólo ha conseguido verificar alrededor de 2,5 millones de votos procedentes de alrededor del 18% de las circunscripciones del país.

Según la vicepresidenta de la IEBC, Juliana Cherera, esta institución ha recibido en Nairobi los formularios con los resultados escrutados de todas las circunscripciones del país, que aún deben ser verificados uno a uno.

"Todavía tenemos un largo camino por recorrer", reconoció Cherera, que aseguró a los kenianos que la IEBC publicará los resultados antes de que transcurran siete días desde el cierre de las urnas, el máximo tiempo permitido por la ley.

Por su parte, Martha Karua, una política veterana a la que Odinga escogió como compañera de candidatura, aseguró esta mañana en Nairobi que "teniendo en cuenta el número de parlamentarios, gobernadores y senadores que hemos conseguido (desde la coalición de partidos políticos Azimio La Umoja), de ninguna manera esta carrera puede ponerse en nuestra contra".

"No tenemos el poder de anunciar nuestra victoria. Si tuviésemos ese poder, ya la habríamos dado. Por eso, vamos a esperar (...) a la confirmación oficial", añadió.

Después de más de dos meses de intensa campaña electoral, los kenianos votaron este martes en unas elecciones generales que se desarrollaron con calma, a excepción de algunos incidentes aislados.

Todos los kenianos que Efe entrevistó a pie de urna señalaron que el país está preparado para evitar los brotes de violencia que marcaron los comicios anteriores, con enfrentamientos espoleados por irregularidades y acusaciones de fraude tras la publicación de los resultados.

Pero la tensión puede observarse tanto en las redes sociales como en las calles de ciudades como Nairobi, mucho más vacías de lo habitual.

Además, los observadores de la sociedad civil y los simpatizantes de los principales candidatos han denunciado algunas irregularidades electorales, si bien no siempre han presentado pruebas.

El episodio más oscuro ocurrió después de las elecciones de 2007, cuando más de 1.100 personas murieron y unas 600.000 resultaron desplazadas.