El control de Cachemira, ubicada en las estribaciones del Himalaya, ha sido motivo de disputa entre India y Pakistán desde su independencia del Reino Unido en 1947. Ambos países reclaman la totalidad del territorio, aunque en la práctica cada uno administra una parte, separadas por una de las fronteras más militarizadas del mundo: la denominada "Línea de Control", establecida tras el alto el fuego que siguió a la guerra indo-pakistaní de 1947-48.

Desde entonces, India y Pakistán han entrado en guerra en dos ocasiones más por Cachemira, la más reciente en 1999. El conflicto se remonta a la partición de la India colonial, cuando los llamados "estados principescos", entidades semiautónomas, debían decidir su integración en India o Pakistán. El entonces gobernante de Cachemira optó por unirse a India, pese a que la mayoría de la población era musulmana, lo que generó un conflicto que persiste hasta hoy.

Durante décadas, insurgentes armados han combatido la presencia india en la región, con el respaldo de parte de la población musulmana local, que apoya la causa de una Cachemira unificada bajo soberanía pakistaní o como nación independiente. India acusa a Pakistán de apoyar a estos grupos armados, algo que Islamabad niega rotundamente.

En 2019, el gobierno del primer ministro Narendra Modi impuso un estricto control de seguridad en la Cachemira administrada por India y revocó el estatus especial de autonomía del que gozaba la región desde 1949. Esta medida, que cumplía una vieja promesa del nacionalismo hindú representado por el partido gobernante Bharatiya Janata Party (BJP), fue celebrada en amplios sectores de la India, pero generó gran malestar entre la población local.

Tras el cambio legal, se introdujeron nuevas normativas que permiten por primera vez a personas de fuera de la región adquirir tierras en Cachemira. Muchos interpretaron esto como un intento del BJP de alterar la composición demográfica musulmana y despojar a los habitantes locales de sus tierras.