En medio de este sofocante calor en un verano que esta batiendo récords de temperatura y que no da tregua a los incendios que están arrasando buena parte de nuestros bosques, todavía hay imágenes y noticias que te dejan fría porque no tienen otro matiz. Ahí están ellos, con sus trajes oscuros, sus sonrisas maquilladas, su lenguaje gestual y sus palabras vacías. Se sienten poderosos porque saben que lo son. Descienden de sus lujosos aviones, caminan como si nada, se reúnen en privado para no lograr acuerdo alguno y comunican en público al mundo lo que ellos deciden que sea noticia. La imagen de la reunión fallida de Trump y Putin es como una escena congelada en el tiempo. Como si la hubieran sacado del archivo y la vuelven a poner. Se reparten la tierra de otros como si estos fueran todavía tiempos de conquistas. Hablan de países sin nombrarlos y dicen buscar la paz hablando solo de guerra. Desprecian a las personas y sus derechos sin escuchar a los pueblos negándoles la oportunidad real de ser parte de la solución. Alaska suena a frío. Extraño escenario al que mirar en un momento de calor extremo. Esa imagen de los dos líderes, ya histórica, nos recuerda que la guerra es cosa de ellos, la paz parece que no.
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