En honor al viejo barrio de Iturrama
Los vecinos del antiguo Iturrama se van a reunir el próximo 13 de diciembre para celebrar una comida de reencuentro. En enero se derribaron las últimas viviendas de aquel barrio-pueblo que con tanto cariño recuerdan sus habitantes.
desde finales de los años 60 el barrio de Iturrama ha ido perdiendo poco a poco su estructura y sus viviendas primitivas para convertirse en el barrio de altos edificios que conocemos hoy en día. Las últimas casas que se mantuvieron en pie fueron las de Iturrama Nuevo que se derribaron en enero de este año. Por este motivo (que el barrio antiguo a desaparecido por completo) varios vecinos han tomado la iniciativa y han organizado una jornada de reunión con todas aquellas personas que vivieron en el antiguo Iturrama. Cuentan que la idea nació hace años de Javier Ederra y que ahora se ha retomado con mucha fuerza porque "la gente que vivió aquí se siente muy del barrio, porque esto era como un pueblo, con mucha relación entre las personas y todos lo recuerdan con mucho cariño". Muestra de ello es la gran respuesta que los organizadores han recibido a su convocatoria ya que calculan que alrededor de 400 personas acudirán a la comida que se celebrará el día 13 de diciembre. Dada esta gran aceptación, se ha limitado la asistencia, es decir, sólo podrán acudir vecinos del barrio, ni sus cónyuges ni sus hijos. "Lo hacemos por problemas de espacio", dijeron los organizadores. Asimismo, se ha acotado la zona al barrio de Iturrama nuevo e Iturrama viejo (desde Pío XII hasta Fuente del Hierro incluidos sus caminos hacia izquierda y derecha).
un día de reencuentro Quienes se están encargando de la organización, aseguran que "va a ser un día muy bonito, de reencontrarnos con la gente con la que hemos vivido durante muchos años". Josiko García, de la casa de los hueveros, que vivió en Iturrama Nuevo hasta el año 1991, será uno de los más jóvenes en asistir al evento. "La media de edad será alta, yo soy uno de los más jóvenes que he vivido ahí y tengo 47 años. A nuestros padres les hará mucha ilusión ver de nuevo reunidos a la gente con la que vivieron sus mejores años", afirmó Josiko. En un primer momento, se planteó realizar la comida en el frontón López, que es el único edificio de la época que sigue en pie, pero en un intento de mejorar el confort para la gente más mayor se decantaron por realizar la comida en el Iruña Park. La comida será el acto central, pero por la mañana también habrá una misa, en la parroquia del Corpus Cristi (Sacramentinos) oficiada por Ricardo Perea (párroco sacramentino) y por Enrique Ardanaz, antiguo párroco de la Asunción, ambos muy conocidos por la gente del barrio. Además se va ha celebrar un campeonato relámpago de rana, juego que despertaba una gran afición entre los vecinos. "Todos los días se jugaba en casa Emeterio al juego de la rana y una vez al año hacíamos un campeonato con la gente del barrio, era muy característico, por eso hemos querido retomarlo para un día tan señado", apuntó Ignacio Zoroquiáin Azcona, de 59 años que vivió en Fuente del Hierro hasta 1975 y se muestra ilusionado con la reunión.
barrio humilde Hoy en día podríamos decir que el barrio de Iturrama, está reservado a gente de mayor nivel económico en relación a otras partes de la ciudad. Sin embargo, este nuevo barrio, nada tiene que ver con el primitivo, aquel en el que en los años 50 se concentraban obreros, campesinos y artesanos. Quienes lo recuerdan dicen que era "más un pueblo que un barrio de una ciudad como Pamplona". Las familias, además del trabajo, contaban con una rica fuente de alimentos en el huerto (casi todas las casas tenían un pequeño terreno cultivable) donde vegetales y árboles frutales ofrecían un plus para la alimentación. Además en la mayoría de las viviendas había animales como cerdos, caballos, gallinas y vacas que permitían ahorrar mucho en la "cesta de la compra". "En mi casa teníamos cutos, y para matarlos había que ir al matadero que estaba donde se sitúa ahora la audiencia. Imagínate por medio de Pío XII con nuestro palo y el cutico... Nada que ver con la vida de ahora. La leche la comprábamos diariamente en la lechería de Paco Asiáin, en la calle Esquíroz, todo era más familiar. Cuando íbamos a comprar ropa decíamos que teníamos que subir a Pamplona, como si nuestro barrio fuera otra cosa", aseguró Joaquín Labat Curio, de 56 años, que vivió hasta 1973 en Iturrama Nuevo número 19. Los hábitos de sus habitantes también eran más propios de una aldea que de una capital de provincia. Por la noche, las tertulias a la fresca abundaban y el vecino era un amigo al que acudir en cualquier momento. "La gente dejaba abierta sus casas, nos conocíamos todos y los niños jugaban al escondite o al pote-pote por las calles sin preocupación de los coches, porque pasaba uno al mes (risas)", recuerda uno de los nacidos en el barrio. Aseguran además que nunca se perdió el espíritu de unidad entre la gente ya que la mayoría se quedó a vivir en las cercanías o en los nuevos edificios que se levantaban. Algunos vecinos construyeron nuevas viviendas mediante el sistema de cooperativa en la calle Padre Tomás Esteban y otros en la calle Esquíroz (cooperativa Santa Teresa). También la parroquia unió a los vecinos, tras el derribo de La Asunción la gente se concentraba en los Sacramentinos donde, en un local aledaño, en el año 1968 crearon el Centro Social Aterbea, en el que se organizaban actividades de distintas disciplinas deportivas. Esta unidad que nunca murió volverá a estar patente el próximo 13 de diciembre.
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