lumbier. Que las expediciones de Patxi Goñi acaban a su regreso a Lumbier lo dejó claro en la proyección de Dos primaveras para el Kangchenjunga y la charla que impartió el montañero el sábado en el centro cívico de la localidad, y que finalizó con un largo y sincero aplauso, que provocó la emoción del alpinista, de las cerca de doscientas personas que acudieron a la misma.

"Esto también forma parte de la expedición", aseguró mientras se disponía a responder a las preguntas de los presentes. Quizás si este aplauso le hubiera llegado cuando estaba a cien metros de la cumbre del Kangchenjunga (8.586 m) y, por supuesto, las condiciones meteorológicas no hubieran sido tan adversas, la habría alcanzado. El pasado 19 de mayo, él y sus compañeros de expedición: Óscar Cadiach, Julen Reketa y Koke Lasa estaban de vuelta en el campamento base. Un día antes, Patxi Goñi se dio la vuelta a escasos 130 metros de la cima. Era una expedición muy especial, la segunda parte de la que en primavera de 2007 abandonaron dejando para siempre en sus helados glaciares a su compañero y amigo Íñigo de Pineda. El regreso era su homenaje. A pesar de todo, Goñi se mostró feliz tras su intento y lo dijo entonces, "que el éxito no está siempre en la cumbre" y se reafirmó en Lumbier. Esta determinación le llevó entonces a renunciar a la cima y a darse la vuelta convencido de que "si la cumbre es importante, más lo es el camino". Sin duda, acertó en su decisión y de todo ello habló en Lumbier.

En el triunfo del regreso de la montaña nepalí, "el ocho mil más aislado del Himalaya", trajo sus impresiones de la montaña, la selva, los caudalosos ríos y las jornadas interminables de marcha entre pequeños poblados de la etnia sherpa, "unos parajes excepcionales con unas gentes también excepcionales", expresó. Goñi y sus compañeros volvieron a mirar de cara a una montaña "que ya no era igual", aseguró. "En 2007 fuimos cinco amigos en la más completa soledad. Esta vez, contamos hasta diez expediciones". Y de aquellos disfrutados y sufridos días, extrajo Goñi dos reconocimientos particulares: la figura de la montañera italiana Nives Meroy y su poema de agradecimiento a los porteadores, "sin ellos nada de esto sería posible".