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Huarte cuida con mimo a sus mayores

La Mancomunidad de Servicios Sociales de Huarte y Esteribar puso en marcha el pasado octubre un proyecto pensado para el bienestar de la tercera edad. El servicio cuenta con una jubiloteca, talleres de memoria y psicomotricidad, así como un comedor.

Huarte cuida con mimo a sus mayoresFoto: cedida

Es jueves y Dolores Merino, Manolo Blanco y Blanca Paternáin suben en el ascensor al primer piso de las escuelas viejas de Huarte. Hoy tienen taller de memoria. "Estoy muy contenta, aunque tendría que venir más", afirma Merino, que achaca sus escaqueos a que ha estado "unos días fuera". En un aula les espera Alejandra Nicosia, que les recibe con innumerables muestras de cariño. "La chica es una maravilla", apunta Crescen Lacunza refiriéndose a la monitora, y "las compañeras son estupendas", añade. Es el Proyecto para personas mayores sanas y activas que ha organizado la Mancomunidad de Servicios Sociales de Huarte y Esteribar y que consta de una jubiloteca, talleres y un comedor "sano para la tercera edad".

La trabajadora social responsable de esta iniciativa, Sonia Vizcay, explica que el proyecto nació "en coordinación con el Servicio Social de Base y el Centro de Salud, al detectar las necesidades que había en la tercera edad: por un aumento de población, personas que vivían solas, que tenían dificultades a la hora de cocinar, que no eran autónomas y también que habían empezado con principios de demencia". Tras meses de trabajo, estudios y planes, el pasado octubre las ideas tomaron forma.

un lugar de encuentro

"No es para aparcar a la gente"

El servicio cuenta con una jubiloteca, que funciona de 10.00 a 13.00 horas de lunes a viernes. Se trata de "un espacio donde puede estar la gente mayor de 65 años de ambas localidades y desarrollarse tanto a nivel lúdico, como a nivel de memoria, psicomotricidad y trabajar también aspectos cognitivos. Dentro hay un taller de memoria y otro de psicomotricidad", indica Vizcay. En la actualidad hay seis mujeres apuntadas a este servicio, que incluye los talleres. Nicosia, monitora de la jubiloteca y del taller de memoria, afirma que "al igual que en los talleres, lo primero que tratamos es plantear que la jubiloteca no es un lugar para aparcar a la gente, mi hija no tiene nada que hacer y me deja aquí. Es un lugar de encuentro que, como pasan mucho tiempo solas, comparten con otras personas. Además, nos reímos mucho".

El taller de memoria se ha desdoblado en dos aulas, una de doce personas y otra de catorce, dependiendo del nivel de dependencia, si bien, como matiza Vizcay, este proyecto es para personas que "sean independientes o con una dependencia moderada". Sobre el funcionamiento, Nicosia, que es licencia en Pedagogía, expone que "partimos siempre de actividades fáciles de hacer y luego hacemos una actividad más compleja, de acuerdo al nivel que pueden manejar". De este modo, trabajan las distintas memorias a largo plazo y a corto plazo: auditiva, del tacto, visual, del olfato... Una labor que también desarrollan en la jubiloteca, pero de un modo más lúdico. "Queremos que el tiempo sea fructífero para ellos, que realmente vean que avanzan y hemos tenido avances", apunta Vizcay.

Una de las cuestiones que también se ha tenido en cuenta a la hora de ejecutar esta iniciativa es la ubicación: las antiguas escuelas. "Se ha elegido porque es un edificio polivalente y sirve como integración. No es un sitio aparte, sino que en él se hace danza, música... Es un espacio céntrico, muy mítico y simbólico", dice la trabajadora social. En cuanto al taller de psicomotricidad, acuden diez personas. "Más que hacer gimnasia trabaja la coordinación de movimientos, el equilibrio... para mantener las condiciones físicas", dice.

comida equilibrada y sin grasa

"Hay una química importante"

Sopa de cocido, sin grasa y con mucha verdura, pescado y flan es un menú que degustaron los once vecinos que acuden al comedor. Al frente de los fogones está el cocinero profesional voluntario Ricardo Alkaiza, que al enterarse del proyecto, a mediados de este año, no dudó en implicarse. "Nos pusimos en contacto con la sociedad Berdintasuna, que nos cede sus instalaciones para guisar, con los comerciantes (carnicería Iriguíbel, frutas y verduras El Arce, pescadería Orrio) y hablamos con César García, también voluntario, que se ofreció a llevar el comedor -relata-. Sin la colaboración de todos ellos "nada hubiera sido posible". Además, tanto en el comedor como en los talleres hacen prácticas los vecinos que en mayo se formaron como ayudantes de cocina y cuidadores de personas dependientes.

Alkaiza señala que los menús están supervisados por el Centro de Salud. "No es un comedor social, sino que es un comedor sano para la tercera edad. Por un lado van a comer bien, sano, con una dieta equilibrada, variada, baja en sal y baja en grasas. Trabajo sobre una tabla prescrita por la doctora Maite Ayerra y con alimentos de primera calidad. Por otro lado, hemos creado un lugar de encuentro. Eran 4 personas y hoy ya son 10, aunque tenemos la seguridad de que va a ir subiendo. Entre ellos se ha creado una química importante, una complicidad, no sólo vienen, sino que se arreglan, conversan y la verdad es que se ha creado un lazo importante entre ellos y nosotros", afirma, y dice estar "encantado. Mi compensación es su satisfacción".

En principio, Consuelo Arvizu no quería ir a la jubiloteca, pero "me convencieron y no me pena". Dice estar "encantada. Nos dan una comida extraordinaria, distinta cada día, con un cariño y esmero de aúpa". La trabajadora social explica que el precio varía según la renta per cápita. Así, el comedor puede costar al día de uno euro a seis euros; los talleres, desde cinco hasta diez euros al mes; y la jubiloteca, desde 42 hasta 85 euros. Con esta iniciativa, las escuelas viejas se han convertido en "un lugar de encuentro entre gente de siempre", indica Vizcay. Un proyecto que supone además un aliciente y una motivación para que estos vecinos puedan socializarse más. Y es que "por mucho que hagamos, nunca les vamos a devolver a nuestros mayores todo lo que han hecho por nosotros", concluye Alkaiza.