eNFUNDADAS en la ropa de trabajo y compartiendo la hora del bocata en la puerta de la fábrica, aún sabiendo que la dirección de la empresa ha decidido cerrar y trasladar el negocio a Zaragoza. La situación es extraña y dolorosa para los 107 trabajadores de la planta textil de Nueva Navarra de Fitero, cuyo propietario, Javier Cardenal Arnáiz, mantiene su posición de echar el cierre, a pesar de que fuentes del comité aseguran que "seguimos trabajando porque llegan pedidos, algo que no ocurría hace dos años cuando se tuvo que llevar a cabo un ERE".

Charo Aznar, Isabel Fuertes y Odalís Echemendía, integrantes del comité, saben muy bien cuál es el drama que se vive entre el ruido de la maquinaria de confección de trajes a medida en cadena. Por sus manos pasan a diario unas 170 americanas de caballero, aunque curiosamente la empresa está formada por una aplastante mayoría de mujeres: 87 frente a 20 hombres. "¿Cómo quieren que encontremos trabajo después de más de 39 años trabajando aquí?", se preguntan. Difícil respuesta para empleados que en muchos casos comenzaron su vida laboral justo después de cerrar los libros del colegio, a los 14 o los 16 años.

incertidumbre

Dos meses sin cobrar

Los 20 minutos, a partir de las 10.00 horas, para el bocata transcurren dando vueltas al futuro. Las trabajadoras ven "muy negro" lo que queda por venir, teniendo en cuenta que su puesto en Nueva Navarra supone el pilar de la economía familiar de todas ellas. "Esperamos que nos paguen el mes de abril porque ya ha pasado dos meses sin percibir nada y también nos deben los atrasos del año pasado", se lamentan.

Al varapalo personal se une el que sufrirá Fitero, una población cuya actividad pasa, en buena parte, por la planta del Grupo Cardenal. Ante los acontecimientos, el alcalde, Pachi Yanguas, ha intentado mediar para que la gente no se vea en la calle de la noche a la mañana, y se ha puesto a disposición del comité. Asegura que "se están manteniendo contactos con el Gobierno de Navarra para encontrar una solución que frene algo que repercutirá fatalmente en la economía de familias de Fitero y de otras localidades vecinas".

Lo cierto es que Nueva Navarra lleva años funcionando no sólo como una planta textil sino como todo un símbolo de la actividad empresarial ribera. En sus primeros años llevaba el nombre de Tena. A Fitero, como recuerdan las empleadas a las puertas de la factoría, "acudían entonces trabajadoras de toda la Ribera que utilizaban un autobús propio de la empresa que desde las cinco de la mañana recorría la comarca recogiendo gente". Durante las fiestas de los pueblos, las chicas apenas tenían tiempo de despojarse de la indumentaria festiva para vestirse con la ropa de faena y acudir al autobús. "Como sucede ahora, había que estar puntual, fuesen fiestas o no, para cumplir de seis de la mañana hasta las dos y veinte del medio día", recuerdan. De aquellos boyantes tiempos se pasó a una crisis en el sector textil que convirtió la empresa en una Sociedad Anónima Laboral a la que el Gobierno de Navarra "fue inyectando dinero para mantener los puestos de trabajo".

No fue una buena experiencia y ahí entró Cardenal. Curiosamente, lo último que se ha comentado en asamblea ha sido que Ayuntamiento y dirección de empresa apuntaban a que se volviera a la fórmula de la Sociedad Laboral. Pero nadie lo ve claro, al contrario. Y menos, cuando se está hablando de ello en la hora del bocata de un puesto de trabajo que ya está perdido.