madera de abeto del Pirineo, ruedas viejas de coche, arcilla, tierra y, por supuesto, paja. Unas 140 pacas de este material se están utilizando para construir un edificio dotacional que dará acceso al Parque de los Sentidos de Noáin, un inmueble de 25 m2 que se utilizará también para guardar herramienta y que será un complemento del centro Lorenea. Con este proyecto, los veinte asistentes al Taller de Construcción de Casas con Paja, que ha organizado el Centro Municipal de la Jardinería y la Horticultura Ecológica, desarrollan la parte práctica del curso, que comenzó el sábado y acabará este jueves.

El taller, que ha levantado gran expectación entre los viandantes, lo imparten dos expertos: Rikki Nitzkin, coautora de Casas con paja: una guía para auto-constructores, e Iñaki Urkía, arquitecto bioclimático que diseñó Lorenea (también levantada con fardos de paja) y coautor del libro Energía renovable práctica. El objetivo de las clases, indicaron, es que los alumnos aprendan "todo lo necesario para saber construir una casa con paja y revocos de adobe".

Respecto a este tipo de construcción, Urkía sostuvo que "no es complicada". También señaló que "los materiales son baratos, pero si se encarga a un constructor no necesariamente tiene que ser más barata que una vivienda convencional", puesto que "tiene más mano de obra". Entre sus beneficios, mencionó "el respeto a la tierra y al medio ambiente y la calidad, a nivel de salud, para el que vive dentro. Utiliza materiales renovables, que no tienen ningún coste para la naturaleza, y, como las paredes son tan aislantes, son muy fáciles de calentar en invierno y de mantener fresca en verano". Algo que confirmó el responsable de la Agenda Local 21, Mikel Baztán, que dijo que Lorenea "es muy agradable de estar y barato de mantener".

Una vez que finalice el taller, será la Agenda 21 y Varazdin quienes acaben para 2012 el nuevo edificio, de planta cuadrada y tejado a cuatro aguas, que costará unos 4.000 euros.

Entre los asistentes al curso hay profesionales de la construcción, pero también personas que quieren hacer su propia casa. Dentro de este grupo se encontraban David Aranaz e Idoia Cebriáin, quienes destacaron que es un tipo de edificación "más sana y creativa" y se mostraban encantados con el taller, que ofrece "una visión global y es muy práctico". Por su parte, la bióloga Itsaso Bidegáin manifestó su intención de iniciarse con "una pequeña chabola en la huerta". Para finalizar, Urkía confesó la clave para la longevidad de estas casas: "No exponer la paja a humedades, ni en la construcción ni con la obra acabada. El mayor problema es que se moje" y, por ello, se requiere un buen tejado y una buena zapata. Se ha constatado que estas viviendas pueden durar cien años.