EN 1963 los periódicos navarros de comienzos de año habían recogido en sus páginas las noticias de notables avances científicos, como la primera reimplantación de un miembro amputado, concretamente una mano, realizada con éxito en Shangai para el 2 de enero, o el proyecto inminente de mandar al espacio a la primera mujer cosmonauta, la soviética Valentina Tereshkova, que se llevaría a efecto en junio. En otro orden de cosas, 1963 también fue el año en el que el malogrado Martin Luther King pronunció su más famoso discurso, el que comenzaba diciendo aquello de I have a dream... (Tengo un sueño...).
Parece ser que en época medieval la zona de la fotografía estaba englobada en un único término denominado Goroabe, que se recoge ya para el año 1305, cuando el rey Carlos II de Evreux vendía unas viñas sitas en este lugar. Según los expertos, el término vendría de la palabra vasca gorabehera, que equivale a altibajos, y que describe muy bien esta zona llena de empinadas cuestas. De hecho, en el año 1724 el lugar aparece citado como Gorabera, y antes, en 1554 se cita el paraje llamado Goraberagayna, que vendría a designar la zona alta de Goroabe. En cuanto a la calle Sangüesa, fue la última de las calles dedicadas a las cinco merindades navarras al sur del Pirineo. Su recorrido, largo y ciertamente variopinto, arranca en la plaza Circular para terminar por estos pagos.
HOY EN DÍA la zona correspondiente a las calles de Sangüesa y Goroabe, como todo el barrio de la Milagrosa en general, pugna por superar sus endémicas carencias de diseño y situarse a la altura del resto de los barrios céntricos de Pamplona, entre los cuales ocupa un merecido lugar. La imagen moderna nos presenta una zona que apenas ha cambiado en los 48 años transcurridos, aunque debemos decir que en 1963 se pavimentó únicamente la calle Sangüesa, y que la calle Goroabe, que se abre hacia la derecha en ambas imágenes, tardaría aún años en urbanizarse, cosa que recordarán aquellos que, como yo, tenían que recorrer toda esta embarrada calle para ir al colegio.
Una vez explicado el origen de esta calle, y aclarado el origen toponímico de su nombre, estamos pues en disposición de desmentir, de forma categórica, que Goroabe sea el apellido de un músico navarro, al estilo de Guelbenzu, Gaztambide o Gayarre, a los que se homenajea en las calles circundantes. Dicho de otra manera: No existió un maestro Goroabe. Y terminaremos diciendo que, a pesar de que, como hemos señalado, el año 1963 se había iniciado con importantes e ilusionantes descubrimientos científicos, a la hora de cerrarlo, el 22 de noviembre, el asesinato de John F. Kennedy en Dallas ponía las cosas en su sitio, al recordar que hay cosas que nunca cambian... por desgracia.