Casco Viejo y Ensanche albergan el 29% de los locales comerciales vacíos de Pamplona
La crisis se ha unido a una tendencia negativa que comenzó con la apertura de grandes superficies
Pamplona. La crisis continúa bajando las persianas de los comercios de Pamplona. En total son 1.793 los locales vacíos en toda la ciudad, según los últimos datos facilitados por el Servicio de Promoción Empresarial. Aunque esta situación empeora con la actual coyuntura económica, lo cierto es que la mayoría de comerciantes atribuye el inicio de las dificultades a la implantación de las grandes superficies comerciales.
Si el cierre de locales se repite en los distintos barrios de la ciudad, es en el Ensanche y en el Casco Antiguo donde, por su mayor volumen de actividad, se hace más llamativo. Los últimos datos suman en la parte vieja 248 locales vacíos, mientras que en el Ensanche alcanzan los 271. Lo que supone que estas dos áreas juntas albergan el 28,9% del total de comercios cerrados -no se cuentan las bajeras sin un uso comercial anterior-.
la política comercial Desde luego, quienes cada mañana levantan la persiana del pequeño comercio tienen claro que este sostenido declive comenzó bastante antes de que la palabra crisis se instalase en nuestro vocabulario de manera permanente, hace tres años. "Es un proceso que en Pamplona comenzó hace algo más de una década, con la implantación de grandes superficies comerciales dentro y fuera de las ciudades. La crisis ha venido después a agravar esta situación. Desde las administraciones se favoreció la instalación de este tipo de superficies y después no se ha llegado a tiempo para corregir esta política. Se ha producido un deterioro comercial y con ello un deterioro urbano", explica Pablo Goñi, de la Asociación de Comerciantes del Casco Antiguo.
En este sentido, Goñi alude, por un lado, a la instalación de dos grandes superficies en la periferia y, por otro, a una tercera en el centro de la ciudad, "con cuya implantación nos vinieron contando que se iba a revitalizar el comercio en el centro". "Como mucho, se han visto favorecidos unos pocos comercios cercanos", matiza.
Desde la inmobiliaria Azpiroz de la calle Zapatería coinciden con esta visión: "En el Casco Viejo, que es de lo que mejor podemos hablar, hay muchos locales vacíos. La crisis se ha juntado con el cambio de tendencia que hace que la gente vaya más a otro tipo de superficies. La gente de otros barrios viene menos a comprar al Casco Viejo y aquí tengo la impresión de que la gente es o muy joven o muy mayor". Desde Inmosingular, en cambio, tienen otra percepción: "Es cierto que hay muchos locales vacíos, pero también hay demanda. En el Casco Viejo nos están solicitando locales, sobre todo para instalar pequeños restaurantes de comida rápida -al margen de las grandes cadenas-. El problema es que las calles comerciales del barrio se reducen a las próximas a Sarasate y la plaza del Castillo. La calle Mayor, por ejemplo, parece que pilla muy lejos".
Concretamente, según los datos disponibles, dentro de la zona antigua las vías más afectadas son Jarauta, San Antón y la calle Mayor. En esta última, de gran tradición comercial, está ubicada Almacenes Bidasoa, una tienda de artículos de ferretería, menaje e iluminación. Tras el mostrador, Pili Alcuaz y Carmela Sánchez se lamentan de que "el fin de semana lo viejo está muerto, se salva la calle Estafeta por el poteo, pero el comercio está vacío". Añaden que notaron el bajón "desde la llegada del euro y sobre todo desde que abrieron los centros comerciales". También apuntan como causa de la menor actividad el traslado de la escuela de música y el cierre de la biblioteca.
En el caso del Ensanche, pese a lo que podría parecer, las calles más afectadas son las cercanas a Carlos III. Con la peatonalización de estas, las adyacentes sufren el agravio comparativo de no disponer del mismo espacio para pasear con tranquilidad y los comercios pasan más desapercibidos. "Muchos clientes, la primera vez que entran en el local se sorprenden porque no lo conocían. Estamos al lado de Carlos III, pero por aquí viene menos gente", señala Mónica, dependienta en una tienda de moda infantil en la calle Amaya. "Esta mañana una clienta me comentaba la pereza que le da subir al centro. Muchos prefieren ir a grandes superficies porque allí tienen más facilidad para aparcar", afirma.
un esfuerzo Amaya Villanueva, gerente de la asociación Ensanche Área Comercial reconoce que "aunque la crisis tiene una parte importante de la culpa en los cierres" también hay otras causas como el aumento de las compras online y, por supuesto, los centros comerciales. "A la gente le gusta salir a la calle y ver tiendas abiertas pero no es consciente de que tiene que hacer un poco de esfuerzo para que esto subsista".
Desde la asociación trabajan en un proyecto de "centro comercial urbano" siguiendo el exitoso ejemplo de Terrassa. "Allí tienen unificada la señalización del área comercial, un mapa del comercio, la comunicación e incluso servicios de limpieza y seguridad conjuntos. Si un local cierra, a los tres meses ha vuelto a abrir. Es como un centro comercial, pero en la calle", explica. No obstante, esta competencia entre el pequeño comercio y las grandes superficies o las cadenas comerciales no es una lucha de igual a igual. Es David contra Goliath. "Se rigen por convenios laborales diferentes al pequeño comercio que favorecen a la empresa y perjudican a sus trabajadores. Por otro lado, tienen una capacidad para generar pautas de consumo que nosotros no tenemos. Pamplona tendrá que decidir qué modelo comercial quiere, si se acerca a Cataluña o a Madrid", concluye Pablo Goñi.
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