Olazagutía mira a su pasado rural con 'zamarros' y 'neskas'
las celebraciones continuarán el próximo sábado con la cara urbana de esta fiesta
olazagutía. Anunciado el día anterior por Mari Arroka, el carnaval rural transformó ayer Olazti por unas horas. Y es que los zamarros, handiak y txikiak junto con las neskak, tomaron las calles acompañados de una anárquica comitiva en la que tenían cabida todo tipo de personajes relacionados con el pasado rural de esta localidad. Así, más de 200 personas desafiaron el frío para renovar esta fiesta recuperada en los años 90 gracias a la labor de Adelaida Kintana.
Las celebraciones comenzaron por la mañana, con una animada kalejira con juegos. Tampoco faltó un buen hamaiketako. Tras una comida popular y una larga sobremesa, cayó la noche. Fue entonces cuando llegó la magia del carnaval, un gran espectáculo de imágenes y sonidos llenos de simbología.
El carnaval es transgresor. También en la mascarada olaztiarra, dónde los zamarros lanzan tierra a todas aquellas personas que se cruzan en su camino. Antes era estiércol, que los zamarros escondían en la mano para untar la cara a las chicas. Entonces eran tres días de celebraciones. Comenzaban el jueves de Lardero, fecha en la que agricultores y ganaderos acudían al Ayuntamiento para pagar los servicios que recibían. No faltaba una puskabiltza, un recorrido casa por casa, recogiendo alimentos que luego merendaban.
La segunda jornada solía ser el Domeka zamar txiki, o domingo de carnaval, cuando salían los zamarros cubiertos de una piel de oveja, y el rostro pintado de negro u oculto. Ese día las chicas se disfrazaban de neskas, que cubrían sus rostros con un trapo blanco y portaban una colcha a modo de capa y como sombrero la cesta de las velas de la iglesia adornada con cintas de colores. Finalizaban el día del Zamar handi o martes de carnaval. Dejaron de celebrarse en 1937, en plena guerra civil.
El carnaval continuará en Olazagutía el próximo sábado, mostrando su cara más urbana. Los festejos finalizarán el martes 21, víspera del miércoles de ceniza, con los txikis como protagonistas.