larraga. La intensa lluvia caída durante gran parte de la jornada no impidió que decenas de personas se dieran cita ayer en Larraga para participar en un acto de recuerdo a los represaliados en la Guerra Civil. Durante el encuentro, que tuvo lugar en el paraje conocido como Turrientes, actual Parque de la Memoria (bautizado así por expreso deseo de la Comisión de familiares de fusilados de Larraga), se descubrió un monolito en memoria de los 47 ragueses que murieron asesinados a manos del régimen franquista.

El monolito, construido por David y Eme Nieto, refleja "la dignidad con la que vivieron los 47 asesinados", muchos de ellos labradores de profesión, de ahí que se hayan tallado dos layas en la parte superior de la piedra en señal de la lucha campesina que libraron para acceder a las corralizas. Asimismo, en el monolito constan también los nombres de los once pueblos en los que perdieron la vida los vecinos de Larraga así como los 47 balazos que produjeron su muerte. Los familiares de los represaliados colocaron en cada uno de estos agujeros varios claveles tricolores con los que formaron la bandera republicana.

Pedro Ibáñez y Soraya López fueron dos de las personas que más claveles tuvieron que poner en señal de recuerdo y es que Ibáñez perdió, en su día, a tres hermanos de su abuelo (Félix, Jesús y Santos) y López, por su parte, a su abuelo, Pedro Zufía, a un hermano de este y a un cuñado. "Se lo dedico a mi madre y a mi abuela, que ya no están entre nosotros" manifestó Soraya poco antes de que diera comienzo el acto. El alcalde del municipio, Antonio Lamberto, recordó visiblemente emocionado que aunque en Larraga "no hubo guerra" sí que hubo personas que "pensaban diferente y que fueron vilmente asesinadas" por ello. El historiador Josemari Esparza, en la misma línea, reivindicó que ha llegado la hora de "recoger la esencia del Frente Popular" e incidir en el reparto de la riqueza.

Por último, los presentes se desplazaron hasta la casa donde nació Maravillas Lamberto, la niña violada y asesinada en 1936, donde su hermana, Josefina (de 83 años) descubrió una placa con el nombre de la joven. A partir de ahora, este tramo de la calle pasará a llamarse Maravillas Lamberto, para regocijo de sus familiares. Josefina, aunque se mostró ciertamente satisfecha con esta dedicatoria, indicó que "no se puede expresar con palabras los 76 años de sufrimiento que he pasado. Siento impotencia y sé que nadie me va a devolver ni a mi padre ni a mi hermana "concluyó.