Desde Cermin Navarra - Nafarroa, en el marco del Día Nacional de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que se celebra el 3 de mayo, queremos recordar que la tecnología, y en particular la inteligencia artificial (IA), sólo será un verdadero progreso si respeta, protege y promueve los derechos de todas las personas, por lo que no nos podemos olvidar de las personas con discapacidad.

Es una realidad que la inteligencia artificial ya forma parte de nuestras vidas. Sus aplicaciones prometen grandes avances en salud, educación, empleo y autonomía personal. Sin embargo, también representan nuevos riesgos para las personas con discapacidad: decisiones automatizadas que refuerzan estereotipos, sesgos algorítmicos que discriminan o escasa transparencia y participación de estas personas en los modelos generativos. Para nuestro colectivo, estos riesgos no son teóricos: suponen amenazas reales a derechos fundamentales.

La falta de datos representativos sobre discapacidad y la ausencia de perspectiva interseccional –considerando factores como el género, la edad, la ruralidad o el origen étnico– aumentan la posibilidad de que la IA perpetúe exclusiones históricas. Si no actuamos, nos arriesgamos a construir un futuro aún más desigual.

Uno de los peligros más graves, y a menudo invisibilizados, que plantea el uso creciente de la inteligencia artificial es el sesgo algorítmico. Un fenómeno que ocurre cuando los sistemas automatizados replican o amplifican prejuicios presentes en los datos con los que fueron entrenados. Para las personas con discapacidad, este sesgo no solo representa un fallo técnico, sino una amenaza directa a su participación equitativa en la sociedad digital.

Cuando se utilizan algoritmos para tomar decisiones en el proceso selectivo de un puesto de trabajo, en la concesión de un crédito, en acceso a un servicio público…, pueden derivar en una discriminación automatizada. Replicando nociones capacitistas que debemos desterrar ya. Porque esta lógica deriva en una forma de pensar que asume que existe un cuerpo, una mente y una manera normal de funcionar, y que todo lo que se aparte de ese estándar debe corregirse o adaptarse.

Tampoco podemos olvidarnos de que todas las personas con discapacidad deben acceder a información sobre inteligencia artificial en formatos universalmente accesibles. Garantizar el acceso a la información es una condición fundamental para la participación democrática y el ejercicio pleno de sus derechos.

Por ello, desde Cermin reivindicamos que el desarrollo y la aplicación de la inteligencia artificial se guíe siempre por un enfoque de derechos humanos, cumpliendo lo establecido en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, la Convención Marco del Consejo de Europa sobre Inteligencia Artificial y Derechos Humanos, Democracia y Estado de Derecho, el Reglamento de Inteligencia Artificial de la Unión Europea y la Carta de Derechos Digitales.

Los organismos competentes deben asumir un rol activo en la regulación de la inteligencia artificial, estableciendo obligaciones claras que garanticen su desarrollo y aplicación desde un enfoque de derechos humanos y no discriminación. La inclusión debe ser una prioridad, no una opción.

Este 3 de mayo, recordamos que la inteligencia humana debe conducir siempre a la inteligencia artificial. Y que ningún avance será auténtico si deja atrás a una parte de la sociedad.

La autora es presidenta de Cermin Navarra