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Suspendido el salto de las almadías en la presa de Burgui por vez primera en 21 años

las lavanderas, protagonistas del único acto a orillas del crecido escaA pesar de que no cesó de llover en toda la mañana, los organizadores mostraron su satisfacción por la asistencia

Suspendido el salto de las almadías en la presa de Burgui por vez primera en 21 años

burgui. Tal es así, que por vez primera en veintiún años, las balsas no pudieron saltar la presa. Quedaron amarradas en la orilla del Esca, en Basari, donde las habían bajado el sábado. Hasta allí se acercaron los turistas que pudieron fotografiarse sobre las balsas. En la orilla las contemplaban la familia González Itarte llegada desde Andosilla. "Nos da mucha pena no verlas bajando el río, así que tendremos que volver otro año", manifestaba María Pilar Itarte.

"Es muy arriesgado. Si no embocas bien, te sales de la rampa", aseguraba César Ibarrola, de 35 años, que estaba previsto descendiera de codero de la segunda. Compartían su opinión, con visible pena, Alfonso Lacasia y Arturo Erlanz, de 64 y 60 años. "Las bajamos ayer desde Oleguía. Es lo mejor del descenso, cuando más disfrutamos y tratamos de acercar a los jóvenes, imprescindibles para continuar con la tradición", reconocía este último. Junto a ellos, estaba previsto que descendieran ayer: Roberto Fayanas, Mikel Ayerra, Miguel Ángel Glaria, Luis Javier Salvador, Luis de Santiago, Jose Luis Esarte, Jesús Aspurz, Javier Arenaza, Fernando Salvador, David Calvo, Dani Telleria, Ángel Urzainqui, Alfredo Glaria y Alayn Salvador. Diecisiete burguiarras o vinculados a la localidad roncalesa que prestan su imagen y lo aprendido para la fiesta de interés turístico nacional. Tras ellos, todo el pueblo se vuelca en los preparativos, algunos desde el mes de febrero."Sin ellos no sería posible", aseguraba la presidenta de la Asociación Cultural de Almadieros Navarros, Malú Boj.

Para las 8.30 horas habían decidido suspender el descenso. Dos horas más tarde, comenzó a llover y no cesó a lo largo de toda la mañana. Burgui se convirtió en un desfile de paraguas de todos los colores y tamaños y, a pesar de la lluvia, era necesario abrirse camino entre ellos en la plaza entre los puestos del mercado.

Malú Boj, de la asociación, se extrañaba incluso de la presencia de los miles de visitantes.

Sí que pudo llevarse acabo, sin embargo, la novedad de esta edición: el reconocimiento a la mujer roncalesa en el oficio de las lavanderas. Juani Sanz, Lidia Zabalza, Orosia Sanz, Lidia Núñez, Garazi Ganuza, Marina y Ane Lazpidea, Amaia Pidal y Patricia Nagore, protagonizaron a orillas del río bajo una intensa lluvia aquellas escenas del pasado y recordaron cómo en la ausencia de los almadieros, toda la responsabilidad de la casa y de la familia recaía sobre ellas. Desde el balcón de su casa, el viejo molino, las contemplaba Conchi Ezquer, de 65 años " A mí no me tocó bajar a lavar, pero recuerdo bien haber acompañado a mi madre. Allí lavaban y extendían la ropa en las piedras. Después la subíamos a casa seca". Rememoraba además una escena bien relacionada con el día. "Cuando pasaban las almadías, las lavanderas agitaban sus manos para saludar y despedir a los almadieros".

En el mismo lugar, se reunió ayer la corporación municipal al completo: la alcaldesa, Elena Calvo, y los concejales, Idoia Glaría, Josema Medrado, David Lacasia y Josu Ezker. Elena Calvo reconocía todo el esfuerzo y la labor de los vecinos en la jornada y admitía, como mujer, su satisfacción por recuperar la figura de las lavanderas, si bien, añadió, "deberíamos reconocer su trabajo en otros muchos aspectos, para lo que se precisa que todos nos involucremos más".

Fernando Hualde Gállego, etnográfo e historiador local, por su trabajo de difusión del patrimonio roncalés en todas sus variantes, y Javier Boneta Lapitz, vicepresidente de Adona (Asociación de Donantes de Sangre de Navarra), por la ayuda de la asociación a los demás a través de la donación de sangre, fueron los galardonados con la Alamadía de Oro 2012, entregada por la Asociación Cultural de Almadieros Navarros. "Siempre es un orgullo que se reconozcan los méritos de cualquier asociación altruísta", apuntaba Boneta, quien añadía que "es a su vez un estímulo para que más gente se anime y se logre en Navarra toda la sangre necesaria".

Como aficionado a la pesca, no le extrañó que la crecida del Esca les impidiera subir a las almadías. La organización apuntó la posibilidad de bajar hasta la presa el próximo fin de semana. "Las balsas no se pueden quedar ahí", había declarado Lacasia anteriormente. Y aunque todavía está por concretar, mirando a Hualde, el vicepresidente de Adona manifestaba su ilusión por descender en una de ellas. "Estaremos allí cuando se pueda bajarlas. Espero hacerlo, y sé que hoy hubiera sido un despropósito el intento".

Completamente de acuerdo con él, Fernando Hualde, natural de Isaba, tan vinculado a esta y otras fiestas del valle. Vestido con parte de la indumentaria centenaria de su abuelo, Ubaldo Hualde, y con un sombrero roncalés que tanto ansía recuperar a su espalda, huía de todo protagonismo. "En la retaguardia se está mejor", argumentaba. "La Almadía de Oro corresponde a todos", expresaba convencido. "Mi merecimiento va acompañado del trabajo de tantos y tantos vecinos de cada pueblo del valle en cada intento que hacemos por recuperar nuestras tradiciones".

Buen conocedor del pasado almadiero, se identificaba ayer Hualde plenamente con ellos . "No podemos bajar, porque el tiempo es el que manda, y este es precisamente el tiempo que más nos aproxima a la realidad de entonces. Sin duda, habría sido emocionante hacerlo. Sentir, vestir, bajar como roncalés , y recrear uno de sus medios de vida, es identificarte mejor con ellos y con la historia humana que representa una almadía", indicó.