Fruto de la iniciativa de los vecinos del barrio, el 1 de agosto de 1962 se creó el Centro Social San Vicente de Paúl en la bajera del número 86 de las casas de Eguaras, aunque no fue hasta 1965 cuando la entidad contó con sus propias instalaciones (una piscina, el edificio social y el campo de fútbol). Los nuevos terrenos, 38 áreas y cinco centiáreas, se adquirieron por un millón de pesetas a su propietario, Juan Yoldi Azparren. A partir de entonces se llamó Ciudad Deportiva San Juan. Massa, de 63 años, explica que "la bajera no podía albergar a los más de 200 socios que ya formaban parte del centro. Allí la gente jugaba al ajedrez y se formó un equipo de fútbol, el Eguaras Club de Fútbol, que compitió en el Trofeo Boscos y utilizaba para jugar la explanada de las casas de Eguaras".

Durante los años sesenta, "el barrio de San Juan comenzó a urbanizarse. En sus inicios no había más que casas pequeñas, huertas, y alguna serrería y lechería. A la vez que creció el barrio, lo hizo la piscina", indica Massa. La cifra de socios comenzó a sobrepasar las dos mil personas. "La agrupación fue ampliándose conforme se disponía de un presupuesto para ello. Si no, había que poner derramas". Para entonces, la entidad ya contaba con un parque infantil y un asador, entre otras instalaciones más modernas, y se había arreglado el campo de fútbol.

La década de los 70 trajo tormentas en lo relativo a la economía y a la institución -hubo seis presidentes y más de 60 directivos-. La agrupación vio oportuno comprar los terrenos del polígono de Berichitos. A esta deseada operación le sobrevino un problema: el trazado del vial de la variante oeste pasaba por los terrenos de la entidad. Al fin, se adquirieron los terrenos y se vendió al Ayuntamiento las propiedades por las que pasaba la variante. En esa década también se aprobó que se apodara Agrupación Deportiva San Juan. Los años 80 se caracterizaron "por el crecimiento de socios. San Juan seguía aumentando y la piscina atrajo a vecinos de barrios nuevos como Ermitagaña y San Jorge", relata Massa. También se acometieron más obras y la sección deportiva fomentó la organización de campeonatos.

El futuro

Adecuar espacios infantiles

Durante los años 90, con más de 8.000 socios, la agrupación mantuvo un tira y afloja con la Asociación de Vecinos de Ermitagaña por los terrenos situados entre las piscinas y los chalets, que finalizó con la actual delimitación (el conflicto se alargó hasta 2005). Por otro lado, se instaura un nuevo logo, se finalizan algunas obras como el frontón y comienza a organizarse el torneo WTA profesional de tenis femenino, que dotó de gran prestigio al club.

Ya en el siglo XXI, se ejecutaron la mayor "densidad de obras", como señala el secretario Miguel Ángel Irigoyen Iriarte. Se construyen instalaciones como un gimnasio, una piscina cubierta, un frontón,salas multiusos y asadores, entre otras. Echando la vista atrás, Massa realiza un balance positivo. "La idea de ser un club social, cultural y deportivo se ha mantenido. Sobre todo las relaciones sociales, que aquí son muy importantes", indica. El presidente valora también el referente social que supuso para el barrio, ya que antes "no había nada".

De cara al futuro, Massa ve prioritario establecer más zonas infantiles. "Se está pidiendo mucho un chiqui park y una zona de ludoteca que podrían ubicarse en los bajos del edificio social (que ocupaban los vestuarios generales). También queremos modificar el parque infantil", subraya. Otra de las demandas es cambiar la entrada para hacerla más dinámica y más ágil. Sin embargo, la culminación de estas peticiones está condicionada por el presupuesto (de 3.307.000 euros) y las ayudas. En plena crisis, la junta ha optado por no subir la cuota de este año (solo el IPC). Asimismo, se ha puesto en marcha una campaña para "recuperar al socio que por cualquier circunstancia se ha borrado. En estos dos últimos meses se están reincorporando bastantes personas y se les respeta el número de socio que tenían", expone Pedro Iragui, de 54 años, y gerente de la agrupación.

Por otro lado, el club apuesta por que sus socios utilicen las instalaciones durante todo el año. Y así lo entienden ellos. La prueba es que más de 2.500 personas participan en las más de 35 actividades regladas (tanto lúdicas como deportivas). Precisamente es el área deportiva una de las que más socios convoca. Las 18 secciones (tenis, patinaje, ajedrez, pelota, baloncesto, squash, montaña, natación con aletas, gimnasia, taekwondo, danza, fanfarre, yoga, natación sincronizada, fútbol sala y campo, kárate, musculación y costura) mueven a más de 1.400 personas federadas. En la misma línea de implicación, hoy comienza la semana del socio (del 18 al 24 de junio). La idea se gestó a principios de los 80, y desde entonces durante una semana se organizan actividades lúdicas. En estos siete días habrá partidos de fútbol, un cross, dantzas o una paellada, entre otros eventos.

Por todo ello, para muchos de esos 10.400 socios la AD San Juan supone mucho más que un chapuzón en un día de verano.