tafalla. Coincidiendo con el concierto especial que cada año dedica la Banda de Música La Tafallesa a la festividad de la patrona de la música, Santa Cecilia, la agrupación aprovechó el evento para homenajear y despedir a Pedro Catalán Barásoain, El Paje, quien, con su inseparable caja y otros instrumentos de percusión, ha formado parte de la banda durante 52 años.
El concierto, que tuvo lugar en la iglesia parroquial de San Pedro, comenzó a las 20.00 horas y se alargó 50 minutos. El templo se llenó por completo de un público que disfrutó de un programa muy variado, con obras muy conocidas que encandilaron a todos los congregados. Al finalizar la actuación, el homenajeado recibió de manos del director, Óscar de Esteban, una placa conmemorativa y el aplauso unánime de compañeros y público.
Poco antes de iniciarse este concierto, El Paje recordó con añoranza que ingresó "en la banda cuando tenía 12 ó 13 años. Entonces teníamos como director a Antonio Feijoó y más tarde le sustituyeron en el puesto Emilio Vergara, José Mª Velasco y en estos momentos Óscar de Esteban. Con todos ellos he aprendido mucho y con todos los compañeros he mantenido siempre una muy buena relación hasta este año, en el que he decidido dejar el puesto y dar paso a gente más joven, que viene musicalmente muy bien preparada".
Catalán presume con orgullo de pertenecer a la dinastía de Los Pajes, una familia tafallesa que aportó muchísimo a la música y a la jota navarra, especialmente en las décadas de los años veinte y treinta del siglo pasado por parte del famoso quinteto de Los Pajes. Además de su pertenencia a La Tafallesa durante 52 largos años, Pedro Catalán también ha ejercido como timbalero en los inicios del Grupo de Clarines y de Timbales del Ayuntamiento y participó con la batería, en los años sesenta, en el desaparecido grupo Los Llantos.
Su última actuación con la banda La Tafallesa fue el pasado 20 de agosto, en el último día de las fiestas patronales. Para tributarle su merecida despedida, Óscar de Esteban preparó un programa con un repertorio muy del gusto del homenajeado. De hecho, Pedro Catalán se sumó con el atabal a algunas de las obras sin poder evitar la emoción que le embargaba en esos momentos.