Han recibido, desde 2008, diferentes cursillos para realizar primeros auxilios. Además, avisan a la ambulancia que está en camino para definirles lo que se pueden encontrar. Una vez llegan los sanitarios, los policías se retiran y dejan hacer, pero su rápida actuación ha permitido dar más esperanzas a esa persona.
Esta situación se ha producido cuatro veces. En dos de ellas consiguieron reanimar. La Policía Municipal de Villava lleva desde 2008 con un desfibrilador en el coche del cuerpo de seguridad. Son pioneros en Navarra ya que no hay ningún otro cuerpo de seguridad que lo haga. Primero realizaron un cursillo del Gobierno de Navarra y, posteriormente, cada dos años, hacen un cursillo de reciclaje con el doctor Alberto Lafuente. Los diecisiete miembros del cuerpo, desde el jefe de Policía, Pedro Zúñiga, hasta el recién llegado. Y todos lo hacen voluntariamente, ya que creen que es algo que les refuerza. "Lo peor que te puede pasar es llegar a un lugar y no saber cómo atender a una persona. Estos cursillos nos sirven como refuerzo para nosotros, llegamos más tranquilos y también nos sirve para calmar a los familiares y amigos que están en el lugar del suceso", explica Zúñiga.
Aún y todo, el jefe de la Policía de Villava explica que no son médicos, pero al llegar primero pueden facilitar la tarea de los sanitarios. "Somos la primera respuesta, mientras llega la ambulancia podemos no ser una traba sino una ayuda para ellos, y eso elegimos", cuenta mientras Alberto Lafuente, el encargado de dar los cursillos a los agentes explica que esta preparación se nota "a la hora de informar a la ambulancia que viene, ellos están preparados para dar los primeros síntomas y los sanitarios llegan ya preparados para lo que se van a encontrar".
En 2008, Villava adquirió tres desfibriladores. Uno se lo ofrecieron a la Policía. A raíz de esto, Zúñiga preguntó a su plantilla si querían recibir formación para poder usarlo. "No nos servía de nada sin formación". Desde el principio demostraron "una motivación espectacular", expresa Lafuente. "Eso tiene una explicación, el que ha tenido que ir a un sitio y no tenía las herramientas para actuar con corrección se agarra a un clavo ardiendo", explica Txema, uno de los policías de Villava y precursores de la idea.
"Las nociones que tienen son básicas, pero son eficaces. Saben cuatro cosas, pero les vale para actuar en actuaciones de parada", explica Lafuente, quien se animó "con mucha ilusión" a colaborar cuando le contaron el proyecto. Los cursillos, financiados por la Federación de Municipios y Concejos, se repiten cada dos años y sirven como "reciclaje" para los agentes.
Ahora, en Villava son los pioneros, aunque estarían encantados de que más cuerpos municipales se sumasen a esta idea.