Murallas: Iruña y Baiona, una historia defensiva
ambas ciudades, gracias al proyecto europeo fortius, han convertido sus vestigios en patrimonio cultural
hermanadas desde hace más de 50 años, Baiona y Pamplona se encuentran en su pasado amurallado, un patrimonio que ahora se encuentra en alza y que ha estrechado si cabe aún más las relaciones entre las localidades gracias al proyecto europeo Fortius, que fomenta el lado turístico y cultural de las murallas. Un intercambio de periodistas a ambas ciudades organizado por los Ayuntamientos dio la posibilidad de descubrir la historia de los baioneses en sus antiquísimas murallas, que abarcan 15 siglos de historia.
El destino de Baiona, al igual que el de Pamplona, estuvo muy marcado por la presencia romana. Los primeros vestigios se sitúan en una colina y datan del siglo I d.c. La primera muralla, aquella que marcaba los límites a sus habitantes y, a la vez, cumplía una función defensiva estuvo formada por 35 torres redondas, de las que hoy en día aún se conservan algunos restos.
En la época medieval, la ciudad se extendió siguiendo la dirección de los dos ríos, el Nive y el Adour y se formaron los tres barrios: el 'Petit Bayonne', el 'Grand Bayonne' y Saint-Esprit. El primero se urbanizó a partir del siglo XII -para entonces la ciudad ya contaba con dos murallas tan solo separadas por 25 metros- y se desarrolló en dirección de la margen derecha del río Nive. En el siglo XVI, durante el renacimiento, se construiría una tercera muralla sin derruir la primera, lo que acarrería a posteriori, que la población creciera al tiempo que el espacio se mantenía como en en el siglo XVI. Tres murallas, edificadas en dirección al suroeste -mirando de reojo al Estado español debido a las guerras que se libraron- representaron una "encerrona" para los baioneses. No fue hasta principios del siglo XX (1907) cuando los baionenses pudieron vivir más allá de sus murallas.
dos ciudadelas distintas "El 80% de las casas tradicionales en Baiona son estrechas, profundas y altas (como máximo la conforman cinco pisos) debido a la falta de espacio", explicó la guía, Isabe Dupont. Así, la vocación militar y defensiva de las murallas francesas no solo determinó la forma de vida de los baioneses, sino también su mentalidad. "Los ciudadanos viven dentro de las murallas y hace algunos años las vinculaban a conceptos de guerra y de protección de la ciudad", indicó el Marie Christine Riviere, directora de Cultura y Patrimonio. De hecho, un 10% de las edificaciones se derribaron entre 1907 y 1931, hasta que varias asociaciones reivindicaron el valor cultural de los vestigios defensivos. Así, de las tres zonas militares que alberga la ciudad, aunque dos de ellas siguen empleándose con fines militares (el Chateaux-Vieux pertenece a militares paracaidistas y,de vez en cuamndo, se hacen visitas guiadas) y la Ciudadela (al norte tras el l´Adour). Sin embargo, en el 'Petit Bayonne' se ubica la universidad, frecuentada por numerosos estudiantes (el Ayuntamiento adquirió el espacio en 1996). "Se ha hecho un esfurazo importante para rehabilitar las murallas y convertirlas en lugares de uso, como parkings, zonas recreativas o para conciertos (éstos últimos en los jardínes de La Poterna, cerca del Chateaux Vieux)", subrayó Riviere.
Así, en la historia amurallada de Pamplona y Baiona hay divergencias. La Ciudadela de Pamplona, al encontrarse integrada en la ciudad, desde hace años forma parte del día a día de jóvenes, familias y mayores. En cambio, en Baiona, continúa siendo propiedad del ejército y no se encuentra ubicada dentro de las murallas, de forma que nunca albergó a población civil. Además, en Iruña no se construyeron tres murallas sin destruir la primitiva, como sí ocurrió en nuestra vecina ciudad.
Sin embargo, también se pueden encontrar similitudes. Ambas han conseguidom poner en valor un patrimonio histórico como son sus murallas tanto para sus ciudadanos como gancho para atraer al turismo. "Hemos organizado una actividad, 'Los viernes en las murallas', que incluyen una visita guiada, conciertos y un espectáculo visual -que explica la historia de Baiona- proyectado en las murallas", afirmó Benoit Baratchart, de la oficina de Turismo.
Pamplona y Baiona, mirando a su pasado, pero sobre todo en su presente y futuro, aún tienen mucho camino "amurallado" por recorrer.