siete santos de la iglesia parroquial de Santa María de Ulibarri (en el valle de Lana) han recobrado su color y aspecto original gracias a Alicia Lander Valencia, de 72 años. Esta mujer, natural de Ulibarri y vecina del pueblo desde que nació, comenzó a reparar la primera escultura hace doce años. A lo largo de este tiempo ha reparado el Santo Toribio de Liébana, el primero que arregló de todos; la Virgen del Rosario, San Cristóbal, Santa Lucía, San Feliz, la cruz de la ermita y San Miguel. Además de estas piezas, la vecina también restauró una pequeña cruz y el marco de la sacra que se encuentran dentro de la sacristía.

De todas las piezas reparadas, Santa Lucía y San Cristóbal se encontraban guardados en la ermita y a raíz de su mejora se bajaron a la iglesia.

Esta vecina es la única del pueblo que posee la llave de la parroquia y para llevar a cabo estos trabajos transportaba las piezas a su casa, donde con mucho tiempo y dedicación ha logrado poco a poco estos resultados. En la mayoría de los casos los materiales utilizados han sido aportados por ella misma. Solo en una ocasión en la que el pueblo recibió un premio por su limpieza y buen cuidado de las vías fue cuando Lander pidió el material necesario para una de las figuras y se lo dieron. En esta larga tarea no ha estado sola. Alguna de las tallas necesitaban un cambio de base y Lander ha contado con la ayuda de Pedro Pierola y Eloy Barbero, naturales de Ulibarri, quienes de forma gratuita le proporcionaron su ayuda.

Alicia Lander comenzó a introducirse en las labores manuales desde muy joven. A los 16 años aprendió a confeccionar en una academia de Pamplona y pronto empezó a trabajar para un comercio de Estella. Desde entonces se dedicó a labores de costura y a hacer punto de cruz, una de sus grandes aficiones.

Desde la adolescencia formó parte de la Asociación Hijas de María y ha formado parte activa de la Iglesia cuidando, limpiando y poniendo flores en la parroquia del pueblo. Su colaboración con la iglesia no solo se basa en la recuperación de los santos. El tejado de la parroquia tenía goteras y para poder pagar el arreglo, además del dinero aportado por el concejo y una subvención, el taller de manualidades del que ella era participe realizó una rifa de una de las esculturas realizadas en clase para ayudar de forma económica en las obras del tejado.

Hace años comenzó un curso de manualidades en Galbarra, lo que la impulsó a atreverse a restaurar las figuras. Durante los talleres aprendió a hacer todo tipo de manualidades y tanto ella como el resto de alumnas sacaron todo su potencial. "Ella nos enseñó de qué éramos capaces", explicaba Lander refiriéndose a Asun Ancín, la profesora del taller y a la que guarda gran cariño y admiración. Además, gracias a ella consiguió sacar más provecho a su hobby particular. "Yo hago punto de cruz en cuadros y ella me enseño a hacerles marcos", añadía la restauradora.

Madre de dos hijos y abuela de cuatro nietos, se quedó viuda hace nueve años. Haber reformado las esculturas declara haberle ayudado mucho a superar ese bache: "En el pueblo me hubiera deprimido pero con esto no me dio tiempo a hacerlo".

Pese a sus 26 habitantes, los vecinos del pueblos han elogiado a la artista por su trabajo y tanto Ulibarri como su familia le han dado la enhorabuena. "Mis nietos están muy orgullosos de mí. A todos les ha gustado mucho", explicaba la artista.

Actualmente no está trabajando en ninguna otra escultura pero en un futuro, si es necesario, no descarta volverlo a hacer: "Ahora no veo que ninguna necesite arreglo pero si veo que están mal y puedo, no dudaré en volver a hacerlo".