LA Ciudad de Cara volvió a recuperar ayer, por sexto año consecutivo, el esplendor de la antigua Roma gracias a una fiesta promovida conjuntamente por el Consorcio de Desarrollo de la Zona Media y por el Ayuntamiento de Santacara que, una vez más, atrajo a centenares de curiosos hasta este pueblo que apenas supera el millar de habitantes.
Como en anteriores ediciones, uno de los actos más multitudinarios de la jornada fue la visita guiada al yacimiento arqueológico, que el año pasado se musealizó con el objetivo de atraer a más turistas a la zona. En esta ocasión ejerció de guía el vecino Donato Ochoa, quien explicó que la Ciudad de Cara tenía una extensión de 16 hectáreas, un tamaño nada desdeñable si se tiene en cuenta que Tarraco, capital de la Provincia Romana en la Península Ibérica, llegó a ocupar 32 hectáreas de terreno. El desarrollo de Cara, municipio dispuesto en un cruce de caminos, sobre todo tuvo un impacto importante durante los dos primeros siglos de nuestra era. Y es que al parecer, esta mansio (lugar donde pasar la noche durante un viaje) era visitada frecuentemente por la legión romana, formada por un batallón de 5.000 soldados.
A día de hoy se conservan de esta época desde restos cerámicos hasta capiteles pasando por seis miliarios, es decir, unas columnas cilíndricas de dos metros de altura que se colocaban al borde de las calzadas para señalar las distancias cada mil passus (pasos dobles romanos) o, lo que es igual, cada milla romana, equivalente a una distancia de 1.481 metros. "También se han encontrado monedas con acuñaciones diferentes. Son, por tanto, documentos complejos, además de la fuente que utilizaban los moradores de estos pueblos para enterarse de un cambio de gobierno en Roma", explicó Ochoa.
Asimismo, vecinos y foráneos pudieron disfrutar de varios combates de gladiadores a cargo de la compañía zaragozana Lobos Negros, que apuesta por los espectáculos didácticos. Daniel Blasco, componente de este grupo que ha llegado a actuar en la serie Isabel de RTVE, indicó que el rigor histórico es su seña de identidad. "Nos gusta que la gente salga de nuestros espectáculos con conocimientos añadidos", comentó, no sin antes desterrar algunos de los mitos que han calado en la sociedad erróneamente por las películas hollywoodienses. "Cuando el público presenciaba un combate de gladiadores es mentira que pidiese su muerte con el pulgar hacia abajo. Lo hacían con el pulgar hacia arriba, señalando la yugular. Si pedían vida, por el contrario, introducían el pulgar en el puño cerrado", subrayó Blasco. Además, explicó que cuando un gladiador moría en la arena, un hombre disfrazado de Caronte, el barquero que se encargaba según la mitología de guiar a las sombras errantes de los difuntos de un lado a otro del río Aqueronte, los retiraba del albero con la ayuda de un garfio.
En concreto, protagonizaron estos combates varios jóvenes que se metieron en la piel de un gladiador reciario (el menos blindado), un tracio (inspirado en la infantería tracia), un scissor (el más blindado con protecciones) y un homóplaco (inspirado en la infantería griega).
El Grupo de Teatro Santacara, por su parte, representó, para regocijo de los presentes, la comedia de Plauto Aulularia, que arrancó numerosos aplausos. Tampoco faltaron los títeres para los más pequeños de la casa y diversos talleres de tiro con arco, maquillaje de cara, uñas, tattoos y alfarería. A los puestos de venta de artesanía, se sumó además la animación musical que puso la nota festiva al evento.