lA popular carrera de layas de Puente la Reina-Gares cumplió ayer treinta años, aniversario que fue aprovechado por la cuadrilla de la Taska, encargada de promover y organizar esta tradición puentesina desde sus incios, para introducir algunas novedades respecto a ediciones anteriores. Para empezar, tal y como señaló Pedro Alduán, miembro de la Taska y uno de los primeros corredores, la organización ha institucionalizado la primera laya de oro, que pretende ser "un premio del pueblo, para el pueblo". "Procuraremos que los galardonados no sean ni instituciones, ni grupos de presión, sino gente de a pie, que ocupe una labor dirigida al pueblo y digna de destacar, sobre todo porque la laya es una herramienta y un apero popular", destacó el puentesino que añadió que ayer fue también una ocasión para "homenajearse como impulsores y primeros participantes de la carrera de layas". "Hemos quedado pronto para almorzar, el vino ya nos está aconsejando, pero espero que tomemos las decisiones con agua", bromeó Alduán.
Así,el primer galardonado con la laya de oro fue el vecino de Puente la Reina-Gares Xabier Vélez, que ha escrito un libro sobre la historia del pueblo desde sus orígenes hasta nuestros días. "Es un trabajo de 1482 páginas, que ha costado escribirlo unos 10 años, donde también aparece la carrera de layas y nosotros, sus fundadores", explicó el organizador.
Por otro lado, la laya de oro no es la única novedad este año. Otro de los proyectos de la Taska es hacer un museo de aperos precisamente protagonizado por la laya. "Nos gustaría prestar nuestra sociedad para hacer un museo que recoja todo lo que se ha perdido en el mundo del campo desde la revolución agrícola e industrial. Ya no hay maldaganchos o zarracamaldas, ni los aperos con los que se aparejaban los ganados", explicó el miembro de la cuadrilla la Taska, que también consideró que este museo es una buena oportunidad para acercar a los más jóvenes el trabajo del mundo agrario más antiguo.
a por la laya Como todos los años, la calle Mayor de la localidad se abarrotó de gente que se acercó a ver la tradicional carrera. Desde hace algunos años, los txikis también tienen su propia participación en esta costumbre. "Comienzan a inscribirse con unos ocho o diez años. Es una forma de hacer cantera para que esta la carrera no se pierda. A los más mayores ya nos cuesta movernos encima de las layas, pero los jóvenes son ágiles. Hemos durado treinta años, qué menos que durar otros treinta", afirmó Alduán.
En la carrera de los laiaris txikis se formaron cuatro grupos con participantes no solo de Gares, también de Artajona. Fue una carrera de relevos en la que los dos primeros grupos que llegaron a la meta pasaron a la final. Álex Goñi fue el ganador que se llevó un pañuelo de cuadros bordado con motivo del aniversario.
Hacia las 14.00 horas de la tarde, se celebró la carrera de la categoría juvenil y adulto. Dentro de juvenil, el ganador fue Igor Orbegozo y en la de adulto César Ollo se llevó la txapela en la categoría masculina, mientras que Rakel Otosoa y Iosune Arraiza vencieron en la femenina. Este año, se inscribieron en la carrera cinco mujeres y alrededor de veinte hombres. "Corro desde hace muchos años y siempre se apuntan pocas mujeres. Yo las animo a que lo hagan porque la experiencia de vivirlo como espectadora es muy distinta a la de corredora", señaló la puentesina Rakel Otsoa. Por su parte, Iraitz Fernández , también de Gares, afirmó que era la primera vez que corría. "Me ha ido mejor de lo que pensaba. Lo que cuenta es el ambiente y pasártelo bien", afirmó. Fernando Urtasun, de Artajona, lleva muchos años corriendo y consideró que es una tradición que no debe perderse porque es una forma de dar a conocer "todo el trabajo que nuestros abuelos hacían en el campo" y evitar que este tipo de costubres se pierdan.