alsasua - A iniciativa del grupo Lurpea, hace cinco años comenzó a celebrarse el Día de las Cuevas con el fin de acercar al público en general el mundo subterráneo, tan cercano y tan desconocido a la vez. Fue ayer, con visitas especiales, demostraciones y descuentos en las cuevas turísticas de Zugarramurdi, Urdax, Sara, Mendukilo, Arrikrutz-Oñati y Ekainberri.

Uno de los impulsores de esta actividad fue Eneko Agirre, gerente de la cueva Mendukilo, en Astitz, hasta hace unos meses. Problemas de salud le han obligado a dejar su trabajo, pero no han podido con la pasión que siente por el denominado sexto continente.

"Es un mundo fascinante y desconocido que activa nuevos sentidos. Somos animales visuales, interpretamos nuestro entorno guiándonos principalmente por la visión, pero en el mundo subterráneo el tacto, oído y olfato adquieren una nueva dimensión", señala este biólogo y divulgador tolosarra afincado en Aldatz. "Sentimos el entorno pero parece que también escuchamos a nuestro yo. Visitarlo supone disfrutar de una experiencia vivencial, acceder a lo desconocido, activar la incertidumbre", añade.

Agirre asumió la gestión de Cuevas de Astitz cuando todavía era un proyecto. Se hizo realidad en verano de 2005. De su paso por esta cueva se siente especialmente orgulloso de haber tenido siempre muy presente que cualquier proyecto natural debe ser motor de desarrollo y cimentarse en tres ejes: investigación, divulgación y viabilidad sostenible. "Mendukilo ha pasado de establo de montaña a equipamiento de ecoturismo, laboratorio subterráneo y aula de educación ambiental", apunta.

Agirre destaca que el mundo subterráneo constituye un continente aún por descubrir. "Se conocen más de 25.000 kilómetros de grutas subterráneas en el mundo, pero los científicos estiman que el 70-80% sigue siendo desconocido. Por sus dificultades intrínsecas o la necesidad de material específico, muy poca gente accede al mismo por su propio pie", afirma. Al respecto, indica que en Navarra, con más de 2.000 cuevas catalogadas y a pesar de ser un referente activo con larga tradición en el mundo de la espeleología, el número de federados no llega a 200 personas.

En opinión de Agirre, la espeleología y el turismo subterráneo son dos realidades complementarias. "De las más de 10.000 cuevas conocidas en el Estado español, a día de hoy unas 70 son turísticas. El espeleólogo es el que la da a conocer y prospecta la cavidad. Sin su trabajo la mayoría de las cuevas turísticas no serían una realidad", señala. A su vez, las cuevas turísticas pueden encender el interés por la espeleología. "Actividades como el espeleoturismo o la espeleoaventura pueden ser puentes para futuros espeleólogos", añade.

Así, el exgerente de Mendukilo defiende la importancia de las cuevas turísticas porque posibilitan que toda la población pueda visitar y conocer este ecosistema. "Partiendo de la premisa de que es muy difícil amar lo que desconocemos, estos equipamientos pueden sensibilizar a la población dando a conocer las maravillas que esconden", observa. No obstante, añade que la mayoría de las cuevas no pueden ser habilitadas "al uso" para recibir turistas, dado que "el único entorno natural rentable es aquel que perdura íntegro de generación en generación". Por ello, las pocas cuevas que cumplen todas las premisas para recibir turistas, requieren de múltiples estudios ambientales para garantizar su sostenibilidad. "Si se actúa con respeto, aplicando el principio de precaución y reversibilidad, pueden ser nuestras aulas subterráneas para sensibilizar a la población y transmitir conocimiento", indica Agirre. "Este conocimiento adquirido es la base del futuro respeto. Prohibir la entrada a un entorno natural no garantiza su protección", abunda.

En el caso de las cuevas, es fundamental proteger todo el karst para garantizar su perdurabilidad. "Un vertido a unos cuantos kilómetros de distancia puede terminar en la cavidad por la infinidad de conexiones existentes en el endokarst", observa. En este sentido, apunta que la declaración como puntos de interés geológico en Navarra de la cueva de Mendukilo y el cercano nacedero de Aitzarrateta (Iribas), pueden ser un paso hacia la protección de toda la sierra de Aralar. "Mostrar las maravillas de sus entrañas puede impulsar a la población a ver necesario su cuidado íntegro. Dado que el lado navarro no disfruta de ningún estatus de protección pero cuenta con una red de lugares de importancia geológica, además de etnográfica, ecológica y cultural, ¿por qué no declararlo geoparque?", se pregunta.

BIODIVERSIDAD En este mundo oscuro, debajo de nuestros pies, hay más vida de la esperada. "El mundo subterráneo supone un reto de conocimiento inmenso. El estudio y el conocimiento de la fauna troglobía en el caso de Aralar, por ejemplo, demostrará que la mayor aportación de la sierra a la diversidad está en su fauna subterránea. Hay muchos endemismos por descubrir que aparecerán a poco que se prospecte y trabaje al respecto. Los estudios realizados son mínimos", indica. Por ello, anima a futuros biólogos a que se especialicen en fauna subterránea: "El terreno a cubrir es infinito y las oportunidades de nuevos descubrimientos son muy reales".