pamplona - “Cada alimento que llevamos a la boca tiene un efecto en el cuerpo”. Esa podría ser la frase que resuma las enseñanzas de Tina Asensio, chef y gerente del restaurante Baratza Kafea, asesora en nutrición y directora de la Euskal Eskola Makrobiotikoa ubicada en la Rochapea. Asensio, que tiene doce años de experiencia en este tipo de cocina, decidió abrir un local donde se pudiera degustar la cocina macrobiótica (cafetería y restaurante) y donde poder enseñar, en un taller, cómo tratar estos alimentos, además de ofrecer cursos anuales y cursillos en los que aprender.

“El objetivo básico es crear una cultura alrededor de la alimentación y que la gente pueda encontrar herramientas para vivir mucho mejor, más saludablemente”, explica Asensio. En total, tres trabajadores son los que se encargan de la Euskal Eskola Makrobiotikoa, tanto del restaurante como del taller. El restaurante, es para Asensio un lugar “donde la gente que está interesada en este tipo de alimentación pueda socializarse y compartir impresiones”. De este modo, se pueden degustar menús equilibrados que “aportan todo lo que una persona necesita y que no hacen que te sientas pesado”. Además, la idea de Asensio es única en Navarra, y es por eso que en los cursos “incluso viene gente de fuera a conocer esto”, señala. A veces es Asensio quien ofrece la demostración de cocina, pero también son muchas las veces que son los alumnos y alumnas quienes se ponen manos a la obra. Los alimentos con los que cocinan son ecológicos, y normalmente “se compran en Landare -tienda ecológica- aunque también recibimos de productores”.

La cocina que esta chef ofrece es macrobiótica, vegana y ecológica, por lo que “se utilizan el mínimo de ingredientes que tengan una energía que se salga del equilibrio natural, como pueden ser los huevos, la leche o el azúcar”. Y es que lo que Asensio enseña es a “adaptar la alimentación a las necesidades del cuerpo, para sintonizar con la naturaleza”. Pero comprender esta cocina conlleva un periodo de enseñanza, por lo que se ofrecen cursos de formación anuales sobre macrobiótica y cocina energética para tratar y conocer más a fondo los conceptos. “En los cursos en el aula de cocina recibimos una media de 15 personas; en los anuales, unas 50”. Por otro lado, cada vez son más las que se interesan por esta cocina, ya que se empieza a conocer más el concepto. Y es que la cocina macrobiótica “puede ser muy gastronómica y adecuarse a todos los gustos”. Aunque la mayoría de quienes acuden a los cursos son mujeres, Asensio señala que la enseñanza está “abierta para todo tipo de gente y de todas las edades, incluso nos estamos proponiendo hacer un curso de cocina con niños”. Además de los cursos, “también procuramos hacer charlas gratuitas mensuales para tratar temas relacionado con la salud”.

Un punto positivo de mantener el restaurante y el centro juntos en 340 m2 es que “los que vienen a comer se interesan por aprender y los de los cursos quieren degustar alimentos después”, cuenta satisfecha Asensio.