pamplona. No es que se pasearan por la plaza del Castillo a sus anchas hace 230 millones de años, porque entonces Pamplona, y Navarra, en general, eran islas, y los arcosaurios eran más animales de tierra firme o costa, a lo sumo. Pero sí que debieron de andar por alguna zona calcárea, como “la Cendea de Iza o el Valle de Ollo”, donde quizá pudiera encontrarse la costa. De sus canteras, según supone Koldo Villalba, guía naturalístico de la empresa Itarinatura de Orbaizeta (Valle de Aezkoa), “pudo salir la piedra o las losas con las que se pavimentó la plaza del Castillo a mediados de 1800”. Es una hipótesis.

Este pamplonés, técnico superior agrícola de formación, pero un apasionado de la paleontología, recayó a finales de noviembre por el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid y comprobó cómo en la Sala de Paleontología del centro nacional se exhiben huellas de arcosaurios triásicos (un reptil primitivo) halladas nada menos que en la plaza del Castillo de Pamplona. Las fotos que acompañan este reportaje han sido hechas por él. En la superior, se ve la losa de piedra de 1,10 ms. con, al menos, 4-5 huellas de unos 15 centímetros de un animal prehistórico. “Según parece, se trataba de ejemplares de arcosaurio, con huellas pentadáctilas, es decir de cinco dedos”.

Koldo Villalba colgó el hallazgo en su blog (infoselvairati.blogspot.com), y se hizo eco de la presencia de estas huellas de arcosaurio, que la mayoría de personas desconoce que existen en Madrid. “Al principio, pensaba que serían restos encontrados en las obras del parking de la plaza del Castillo, pero otra compañera me abrió los ojos”. En los cuadernos de investigación del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Adán Pérez García, geólogo-paleontólogo realiza una investigación bajo el título Huellas de arcosaurios triásicos en la colección de paleontología, sobre los primeros descubrimientos de huellas fósiles en España y su incorporación al Museo de Ciencias Naturales, y da con la clave. Según recuerda fue en 1876 cuando “Alfonso de Aretillo y Larrinaga observó entre las losas que constituían el pavimento de la plaza del Castillo de Pamplona, unas extrañas impresiones producidas por un animal pentadáctilo”, es decir “huellas con cinco dedos, en las que el externo aparenta ser un pulgar”. Estas icnitas “habían sido descubiertas en varios lugares de Europa, e interpretadas de muy diferentes maneras, atribuyéndose incluso a mamíferos de gran tamaño como osos o simios gigantes”. En la cultura popular, según añade el paleontólogo Pérez García, estas ideas “alimentaban la mitología sobre extraños y diabólicos seres que poblaron nuestro planeta en tiempos remotos”.

Aretillo y Larrinaga cogió la losa con mayor número de huellas “y la donó al Museo Nacional de Ciencias Naturales, en cuyos fondos se encuentra (ejemplar MNCN 63705)”, dice Pérez García y añade que su descubridor estaba decidido, y reproduce palabras de Aretillo y Larrinaga, a “llegar al conocimiento de un hecho que, por su novedad en la palentología patria, merece ocuparse de él con todo el detenimiento y prolijidad que su importancia reclama”. Según concluye, los estudios de Aretillo y Larrinaga le permitieron atribuir las huellas de la losa a anfibios primitivos de gran tamaño, cuatro generadas por un animal en posición de reposo y otra con un desplazamiento en otra dirección”.

Para Koldo Villalba, conocida esta explicación, “nos queda la pregunta de saber de dónde salieron esas placas con huellas, pues en Pamplona no hay triásico medio”, dice y añade que “por la época de formación de esas placas, y en el siglo XIX, no creo que trajeran las piedras para el pavimento de una plaza de fuera de la provincia”. Calcula, pues, que “parece ser que las rocas más antiguas de la Cuenca de Pamplona son precisamente de esta época, localizadas en el Valle de Ollo y Cendea de Iza”, ya que, según añade, la historia de los materiales geológicos que aparecen en las cuencas puede remontarse hasta el Triásico Medio.

arcosaurio

230 millones de años atrás

Del triásico. Según el paleontólogo Adán Pérez, a los arcosaurios productores de estas huellas se les calcula una antigüedad de 230 millones de años. Morfológicamente, estos grandes reptiles podrían recordar a cocodrilos cuadrúpedos, pero se trataba de formas de tierra. Arcosaurio es el grupo que engloba a dinosaurios, cocodrilos y pterosaurios (o reptiles voladores).