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Encierran a seis nuevas brujas en Zugarramurdi

EL MUSEO DE LA BRUJERÍA ENRIQUECE SUS FONDOS CON LAS FIGURAS DEL ESCULTOR IGNACIO LARRA, DE BERA, DEDICADAS A JULIO CARO BAROJA

Encierran a seis nuevas brujas en Zugarramurdi

Un grupo de seis personas, cuatro mujeres y dos niños, han sido encerrados en Zugarramurdi por su relación con la brujería, lo que nos traslada a cuatro siglos atrás (a 1610) cuando tuvo lugar el Acto de Fe de Logroño promovido por el Santo Oficio. Como se puede observar, todo esto es pura ficción porque lo que ocurre es que seis imágenes creadas por el artista Ignacio Larra, de Bera, han pasado a enriquecer los fondos de Sorginen Etxea, el Museo de las Brujas que, con las famosas Cuevas del Akelarre, es uno de los recursos culturales y turísticos de la localidad.

La idea de llevar las esculturas a Zugarramurdi surgió el pasado noviembre, cuando Bera se volcó en la conmemoración del centenario del nacimiento de Julio Caro Baroja. Ignacio Larra creó estas figuras para transmitir el espíritu de Caro Baroja al público infantil y, una vez finalizados los actos, el Museo de las Brujas de Zugarramurdi invitó al creador y a sus figuras a ocupar “su lugar natural”. Ahora disponen de un nuevo sentido, un nuevo ensamblaje y un nuevo lugar. “En realidad, han venido de visita: ésta es su casa”, dice Larra. “Aquí ejercen de lo que son: sorginak”.

realismo Las esculturas son muy realistas, con el máximo detalle quizás debido a la tradición pictórica familiar de Ignacio Larra (hijo del pintor Juan Larramendi) que gusta de recrear escenarios barrocos muy fieles. Realizadas a partir de una estructura de acero, papel industrial, poliespán y espuma, lograda la posición deseada, las esculturas han sido vestidas con auténticas telas, cabeza y manos, son las partes que más destacan por su realismo expresivo, confeccionadas con plastilina modelada y pintada.

las imágenes La Bruja del Farol se alumbra y ayudada por pequeñas gafas, mira fijamente al Akerra, en el entorno de un bosque fotografiado que se sale de sus límites. La Bruja Encarcelada está inmovilizada con cadenas auténticas en el interior de la jaula y mantiene una actitud suplicante ante los inquisidores. Larra destaca sus ojos brillantes, lágrimas de dolor y pena que simbolizan las penurias sufridas en el Auto de Fe de Logroño de 1610. El Niño y la Niña son personificación de la pesadilla, de la oleada de pánico que invadió la comarca tras los sucesos de Logroño. Ocupan un lugar donde el artista expresa el caos, con telas que vuelan o muebles volcados, salidos de su espacio con la impresión de que los niños se levantan de sus camas y caminan en sueños y siguen la estela de la escoba, que los arrastra al akelarre.

Otra imagen es La Hilandera dedicada a las labores del hogar, con expresión concentrada en su tarea, rodeada de una rueca y un husillo de lana auténtica, junto con una nueva iluminación: es una figura “colosal, que llama poderosamente la atención”, explica el artista. La Bruja de la Cocina es la típica sorgina conocedora de todos los recursos de la Madre Naturaleza. Y todo se puede ver en un museo renovado al completo, que sorprende y gusta como nunca.