noáin - Cuenta una leyenda japonesa que hace más 500 años había un hombre trasplantando un grupo de bonsáis. Al sacarlos del tiesto se encontró con que las raíces y la tierra se habían enredado, formando una masa que no pudo separar. Ante esto, el hombre cogió una bolsa y metió dentro los bonsáis, dejándolos olvidados sobre una bandeja. Al cabo de un tiempo, cuando volvió por ellos y retiró la bolsa, notó que había crecido musgo entre las raíces y la tierra. Dando lugar a una bola de tierra, raíces y musgo gracias a la cual los bonsáis habían logrado sobrevivir sin problemas. Y, según se dice, así fue como nació la técnica de las kokedamas, una planta que no necesita maceta.

“En japonés koke significa musgo y dama, bola”, explica Iranzu Juaniz, que practica esta técnica desde hace un año. Lo más característico de esta técnica es que, aunque el proceso de desarrollo es el mismo que el de cualquier otra planta, el crecimiento es más lento y “no crecen tanto” como las que están en las macetas.

Para construir una “koke” hace falta “un sustrato procedente de Japón” llamado Keto. “En Japón se suele decir que hay que trabajarlo como si fuese masa de pan hasta que tenga una textura similar a la del lóbulo de la oreja. Cuando se consigue, es el momento de darle forma de bolita”, comenta Juaniz.

Una vez hecho esto, cuando las raíces de la planta ya están integradas en la “bolita” de keto, hay que envolverla con musgo. “Al principio se puede atar el musgo con pita o con un alambre para ayudar a que se mantenga”, apunta. No obstante, pasado un tiempo, no es necesario mantener las cuerdas, ya que el musgo “echa raíces en la tierra y se mantiene vivo” y sujeto a la tierra.

A la hora de hacer una kokedama es importante seleccionar con cuidado la planta que vamos a utilizar. Porque “hay que cuidar tanto el musgo como la planta” y tener en cuenta que “si el musgo está a pleno sol, se quema”. Por eso, “hay que procurar que la planta que elijamos no sea una de las que necesita sol a diario”.

“La elección de la planta con la que vamos a hacer la koke es en función de donde la queremos colocar, si hay más o menos luz o la temperatura de la estancia”, apunta Juaniz.

En cuanto a los cuidados, la kokedama no requiere de muchas atenciones. “A la hora de regarla, cuando el musgo esté seco y notemos la koke con poco peso, en vez de echarle el agua por encima, hay que sumergir la bola en agua durante 15 minutos. Luego sacarla y dejarla escurrir un poco el agua sobrante”, explica Juaniz, que aclara que es mejor el agua de lluvia y no “muy fría”.

Además, en caso de que la bola de musgo se quede pequeña y “se vean las raíces por debajo, habría que cambiar el musgo, añadir keto y volver a cerrar otra vez con más musgo”.

talleres Iranzu Juaniz también imparte talleres sobre está técnica centenaria, tanto en castellano como en euskera. Los días 19 y 20 de diciembre, Iranzu Juaniz estará exponiendo sus kokedamas en la sala de armas de la Ciudadela. Además, esta aficionada a las kokedamas también frecuenta ferias de flores o artesanía. Por último, Iranzu tiene un blog en el que desarrolla más a fondo las características y necesidades de las kokedamas, kokedamasymas.wordpress.com.