esta mañana se celebrarán en decenas de poblaciones de Navarra la procesión de Domingo de Ramos. Casi todas tendrán su inicio a las 11.30 horas y su punto álgido al mediodía con las bendición de ramos, ramas, palmos y palmeras y cualquier motivo vegetal que se precie. Una tradición religiosa que soporta un gran contenido patrimonial y costumbrista. Unas bellas puestas en escena que son soporte de unas tradiciones que bien estaría conservar y proteger aunque el peso de lo beato sea, en algunos de sus protagonistas, inexistente. Procesiones configuradas por grupos, pasos escultóricos e, incluso, de forma viviente en sus protagonistas principales: Jesucristo y, en muchos casos, un burro o burra (burrillo, borrico, borriquilla, asno, ponillo, buche, rucho, jumento, garañón?) sobre el que el primero va montado.
El tema representado no es otro que el contado por los evangelios canónicos que a su vez recogían una profecía de Zacarías por la cual el Mesías entraría triunfante en la ciudad santa de Jerusalén a lomos de un burro. Jesús baja desde Betania a Jerusalén para celebrar la pascua judía, acompañado por los apóstoles. Los habitantes de la ciudad, al enterarse de su entrada, salen a su encuentro cantando Hosanna y enarbolando palmas y sembrando el suelo de ramas. Así, en los días como el de hoy, el mundo cristiano celebra la Entrada Triunfal de Jesucristo en Jerusalén: días conocidos en el calendario popular como Domingo de Ramos o de Palmas. El Cristianismo quiere recordar que el Salvador entró como el Mesías antes de su muerte en el calvario y por ello hay que tener fe en que Él regresará un día a reinar en la Tierra. No se trata aquí de hacer apostolado ni de argumentar con el eco de las críticas históricas que hablan más de un tótum revolútum y de ingeniería política en ese apoteósico día en Jerusalén hace 2.000 años. Se trata de contar las diferencias escenográficas de 3 de las procesiones que se celebrarán hoy por pagos navarros.
En Pamplona el paso de la Entrada de Jesús en Jerusalén, obra del escultor Ramón Arcaya y Víctor Eusa (andas) en 1924, Jesucristo aparece en pie, avanzando levemente, sobre unas andas que simulan con marcado ritmo geométrico el Monte de los Olivos. Es una representación más dirigida y recreada en la figura de Cristo que en el reflejo de las alabanzas que recibe. Y la iconografía no incluye a ningún animal cuadrúpedo, como es más habitual.
El paso procesional de la Hermandad del Santo Cristo que hoy va a recorrer las valles de la villa de Peralta sí recoge la escena en toda su amplitud. Jesús va a la jineta, saludando a los niños que le aclaman entre ramas de olivos y palmas. En Pamplona y Peralta el paso es portado a hombros de hermanos.
La tercera representación la encontraremos esta mañana en las calles de Castejón. Por cuarto año consecutivo saldrá la procesión viviente de La Borriquilla. Un joven montará una burrilla e irá al paso en el recorrido existente entre la parroquia San Francisco Javier y la plaza.
Al modo de Peralta hoy saldrán por toda la península cientos de procesiones con el nombre de La Borriquilla: desde el Albahicín granadino hasta las céntricas calles de Bilbao, pasando por la magnificencia de Elche. Y como en la viva representación castejonera, sinfín de personas y fieles verán entrar por las calles de sus localidades a jesucristos y burros. Han tenido gran raigambre y popularidad las Borriquillas de Lerma (Burgos), Santa Lucía (León), Torreperogil (Jaén), Ayoó de Vidriales (Zamora), Alcalá de los Gazules (Cádiz)...
Este episodio está esculpido en piedra de forma magistral en el tímpano de la Puerta de Ramos de la catedral nueva de Salamanca.
Aunque estas procesiones que abren la Semana Santa son normalmente respetadas, sí hay opiniones que las califican como séquitos o paseíllos por el sótano de la historia y del engaño. Sin embargo, no hay duda que para cualquier persona, creyente o no, con una mínima mirada hacia la belleza y la inspiración sentimental, estas escenas son de un valor patrimonial incalculable. Todas las tradiciones legales, aunque fueren a lo burro, son procesionarias que preservan raíces y roen globalizaciones.