pamplona - Rojo como la bandera de Navarra, el pimiento es uno de los productos estrella de nuestra gastronomía. Y como tal, ocupa un lugar privilegiado en las despensas navarras. “Aquí tenemos mucha afición al pimiento. Estamos enganchados”, afirma Merche Zabalza, tras el mostrador de su puesto en el Mercado Nuevo: Frutas Zabalza.
Tanto es así que, según explica Merche, “las ventas de pimiento crecen cada año más”. Sobre todo las de pimientos ya asados que esta familia vende en su huerta de la Magdalena, cerca de los caballos de Goñi. “La tendencia es que cada vez se compran más kilos, generalmente suele ser una media de 30 o 50 kilos por familia. También hay quien compra menos, pero lo normal es que la gente los compre para embotar o congelar y tener así hasta que vuelva la temporada”, señala Zabalza, que desde principios de septiembre a noviembre, los meses en los que se produce pimiento, se encarga de abastecer a todo aquel que se acerca a su puesto en el Mercado Nuevo o la huerta de la Magdalena. “Este año la temporada será más larga, ha hecho mucho calor y ha llovido muy poco. La situación ideal para el pimiento”, resume esta experta en frutas y verduras de la Comunidad Foral.
Por otro lado, con el paso de los años se ha producido un cambio en el método de conserva. “Cada vez se está extendiendo más la opción de comprar los pimientos asados para congelarlos en lugar de embotarlos”, explica. Y es que, los tiempos han cambiado y las tradiciones se han adaptado. “La gente prefiere pagar un poco más y poder llevarse los pimientos sin pepitas ni nada, limpios, que tener que hacer todo eso en casa. Eso es algo que podían hacer las madres y las abuelas de antes. Pero las mujeres de ahora, trabajando todo el día, no tenemos tiempo para eso y a fin de cuentas el resultado es el mismo. Nos quitamos trabajo y aprovechamos el tiempo”, comenta Merche.
Como ella, son muchas las personas que también prefieren este método frente al tradicional, bastante más costoso. “Es muy cómodo de hacer y, luego, con sacar los que necesitas basta. Ya los tienes preparados. Embotar es bastante más trabajoso y hay que meter los botes al baño María para que se sellen”, abunda.
No obstante, y a pesar de que la tradición ha cambiado, Merche no la da por perdida. “Todo el mundo tiene una madre o una abuela que en algún momento ha embotado pimiento y esas tradiciones se siguen manteniendo, también por la gente joven. Además, lo que hacemos ahora es dejarles un espacio en la huerta para que los limpien antes de llevárselos”, confiesa Merche, que, además del puesto en el Mercado Nuevo, también vende pimientos en su huerta, frente a los caballos de Goñi.
“Ellos los descorazonan y les quitan las pepitas en la misma huerta. Los asamos en un hornillo de gas aquí y así luego, una vez en casa, solo tienen que quitarles la piel, que sale muy fácil. Apenas se mancha, porque se dejan todos los restos en la huerta”, apunta Zabalza, en cuya huerta se suelen formar largas colas de personas interesadas en comprar. No obstante, hay muchas opciones y formas en las que comprar pimientos. “Los vendemos asados con pepitas, asados con pepitas y con todo, sin pepitas y envasados al vacío...”, enumera Merche.
tomate Pese a que cuenta con la misma tradición que el pimiento en cuanto a conservas se refiere, el tomate no goza de la misma popularidad que el oro rojo. “La temporada del tomate acaba de terminar, justo a finales de septiembre. Sin embargo, y a pesar de que se sigue vendiendo muchísimo y se mantienen los volúmenes de venta, no es un producto que esté al alza como el pimiento”, destaca Zabalza, que lo achaca a que “es un producto más complicado de embotar”. Ya que, el tomate requiere de un proceso mucho más laborioso que consiste en cocer el tomate, triturarlo y colarlo para eliminar los restos de piel del producto final.
km 0 Una de las características principales de los productos que vende la familia Zabalza en su puesto es que todos los productos son kilómetro cero. O lo que es lo mismo, no han recorrido más de 100 kilómetros en el trayecto de la huerta a la mesa. “Los pimientos los traen de varios productores navarros, de Lodosa, Lerín y Mendavia”, apunta Merche, cuya familia también cultiva frutas y verduras en su huerta, pero “no damos a basto para producir para tanta gente”.