PAMPLONA. El artista y miembro de la plataforma ZER Iñaki Arzoz destacó ayer, en el marco de las jornadas organizadas en Condestable sobre el futuro de los Caídos, que lo que verdaderamente importa a la ciudad no es tanto el futuro del edificio y su destino como el proyecto sobre la memoria histórica “que desarrollemos entorno a él -ya sea si lo derribamos o si lo conservamos- entre los colectivos memorialistas, las instituciones y la ciudadanía”. “Si no hay una respuesta contundente e inteligente -estratégica- en este sentido dará igual por lo que optemos, será un fiasco, una nueva derrota porque el fascismo habrá ganado aunque lo derribemos o levantemos un museo memorialista”, subrayó. “No es un debate estético, arquitectónico o urbanístico. No es tampoco un debate moral, ni siquiera sobre la memoria, sino sobre la memoria del futuro, la memoria 2.0”, explicó en relación al monumento, que ha sido una iglesia, un mausoleo golpista, y posteriormente sala de exposiciones. Estamos insertos en una “guerra cultural -decisiva- entre la memoria histórica y la desmemoria (la falsa memoria, la contramemoria)”, aseguró que el “franquismo sociológico quiere pasar por alto la memoria de la guerra y la matanza... o al menos minimizarla. Y en Pamplona hay un lugar y un edificio que quieren obviar o camuflar con nuevos proyectos”.

En esta coyuntura solo hay dos soluciones legítimas: el derribo para empezar un nuevo relato o la reconversión del edificio en algo relacionado con la memoria histórica. Ahora bien, esa “captura simbólica de un arma del enemigo se puede convertir en una herramienta contra su relato y fuente de nueva imaginería”. A su juicio, el debate sobre derribar o conservar por sí solo es, en el fondo, un “falso debate o un debate mal enfocado”. “Si no lo hacemos bien, “la desmemoria ganará y ya está ganando como lo vimos en el documental de Clemente, y las próximas generaciones no recordarán nada o lo trivializarán. No habrá memoria, apenas una pálida historia. Y, entonces, será más fácil que el fascismo -con boina roja o corbata roja como la de Trump- y el totalitarismo que nos acecha, que está incubando el huevo de la serpiente, despierte de nuevo, más feroz que nunca”, subrayó.

“Eso es, lamentablemente una guerra cultural y tenemos que ganarla de la manera correcta si queremos ganarla de verdad, y que no sea una ganancia pírrica, sino a largo plazo... por ejemplo para sentar las bases de Iruña como la capital de la memoria histórica... como lo puede ser de acogida o antideshaucios”, indicó. Para ello, además de madurar este proceso, es esencial dos cosas. Por un lado, “librarnos del miedo al fascismo para lo que tenemos un movimiento memorialista fuerte y activo y hay soluciones técnicas y legales”. Y ,“si se creara un centro de memoria y un gobierno franquistoide intentara manipularlo, se activaría ese contradispositivo por fuera...”. En segundo lugar, es necesario conseguir una base de consenso ciudadano sólido que garantice la “solución estable en la creación del antimonumento sea lo que sea...ser propositivo y audaz en las propuestas, liberarse de prejuicios”.

visión estética Los Caídos es un mausoleo-iglesia neoclásica inspirado en el panteón y versiones posteriores, especialmente del renacimiento italiano y el neoclasicismo francés. “No es un edificio que estrictamente pertenezca a alguna estética totalitaria reconocible aunque tiene rasgos que lo aproximan... El neoclasicismo que ha representado históricamente la estética del poder ha sido utilizado en alguna versión por casi todos los regímenes totalitarios”.